La fe sin obras

El comentario en la imagen hace referencia a Romanos 3:28, que dice: «Concluimos, pues, que el hombre es justificado por la fe sin las obras de la ley». Este texto ha sido malinterpretado comúnmente como si significa que la fe anula la necesidad de la ley. Sin embargo, es importante analizarlo dentro del contexto bíblico y doctrinal desde una perspectiva adventista.

1. Justificación por la fe, no por las obras de la ley ceremonial:

Pablo, en el contexto de Romanos, habla acerca de la imposibilidad de ser justificados por las «obras de la ley» entendidas como las prácticas ceremoniales de la ley mosaica, como las ofrendas y sacrificios. El apóstol enfatiza que la justificación es por la fe en Cristo, no por las observancias de ritos ceremoniales o tradiciones legales que no pueden remover el pecado.

Sin embargo, esto no significa que la ley moral (los Diez Mandamientos) sea abolida. En Romanos 3:31, Pablo aclara: «¿Luego por la fe invalidamos la ley? En ninguna manera, sino que confirmamos la ley». Es decir, la fe en Cristo no anula la ley moral, sino que la fortalece y le da su verdadero propósito: señalar el pecado y llevarnos a Cristo.

2. Fe y obras: un equilibrio bíblico:

Desde la perspectiva adventista, se entiende que la salvación es por gracia mediante la fe en Cristo, pero esta fe no es una fe muerta. Santiago 2:17 dice claramente: «Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma». Las «obras» mencionadas aquí no son las de la ley ceremonial, sino el fruto natural de una vida transformada por el Espíritu Santo, que obedece la ley moral por amor a Cristo. Este equilibrio entre fe y obras es clave para comprender la relación entre el creyente y la ley.

3. La Ley Moral sigue vigente:

Jesús mismo declaró en Mateo 5:17: «No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir». Esto indica que la ley moral, incluida en los Diez Mandamientos, sigue vigente para los creyentes. La gracia de Dios a través de la fe no nos libera de la obediencia a la ley moral, sino que nos capacita para vivir de acuerdo con ella.

4. El papel de la fe en la justificación:

Pablo no está minimizando la importancia de la ley moral en la vida del creyente, sino que está aclarando que la justificación ante Dios no proviene de nuestras propias obras o esfuerzos, sino de la fe en Cristo. Sin embargo, una verdadera fe siempre producirá obediencia y buenas obras como resultado de esa relación con Dios.

En resumen, el texto en Romanos 3:28 no significa que la ley moral sea irrelevante o que las obras no tengan un lugar en la vida cristiana. Desde una perspectiva adventista, la fe en Cristo lleva a la justificación, pero esta fe viva siempre se manifestará en una vida que busca cumplir la voluntad de Dios, incluyendo la obediencia a Su ley.

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