¿Es imposible cumplir la ley de Dios?

Defender la postura de que podemos obedecer la Palabra de Dios, a pesar de la objeción basada en Santiago 2:10, requiere una comprensión equilibrada de la relación entre la ley, la gracia y la salvación. Este versículo dice:

Santiago 2:10: «Porque cualquiera que guardare toda la ley, pero ofendiere en un punto, se hace culpable de todos.»

Algunos interpretan este versículo como una prueba de que es imposible cumplir la ley de Dios y, por lo tanto, que no deberíamos esforzarnos por hacerlo. Sin embargo, hay varias formas de responder a esto:

1. La Ley Revela Nuestro Pecado, pero No es la Fuente de Salvación

Este versículo subraya la verdad de que la ley es una unidad y que fallar en un aspecto nos hace pecadores ante Dios. Sin embargo, esto no significa que sea inútil esforzarse por obedecer la ley, sino que revela nuestra necesidad de un Salvador. Romanos 3:20 dice: «Por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él, porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado.»

La ley de Dios actúa como un espejo que nos muestra nuestras fallas y la necesidad de la gracia de Cristo. Gálatas 3:24 enseña: «De manera que la ley ha sido nuestro ayo, para llevarnos a Cristo, a fin de que seamos justificados por la fe.» La ley no es nuestro medio de salvación, pero sigue siendo la norma moral por la cual Dios nos guía.

2. Cristo Cumple la Ley por Nosotros

Es cierto que, debido a nuestra naturaleza pecaminosa, no podemos cumplir perfectamente la ley por nuestras propias fuerzas. Romanos 8:3-4 nos da esperanza: «Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo… para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.»

Cristo vivió una vida sin pecado y cumplió perfectamente la ley en nuestro lugar. A través de su vida, muerte y resurrección, él ofrece su justicia a todos aquellos que creen en él. La ley de Dios no puede ser culpada o menospreciada porque no alcance resultados que nunca le han correspondido. Nuestro fracaso al no prestar una obediencia perfecta debe recaer sobre nosotros mismos. Al asumir nuestra humanidad Cristo también tuvo el propósito de demostrar a los hombres y a todo el universo que se puede resistir con éxito al pecado y a Satanás, y que los seres humanos en esta vida pueden obedecer la voluntad de Dios.

3. La Gracia No Anula la Ley, sino que Nos Capacita para Guardarla

La gracia de Dios no solo nos salva del castigo por el pecado, sino que también nos capacita para vivir de acuerdo con su voluntad. Romanos 6:14 afirma: «Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia.» Sin embargo, Pablo también aclara en Romanos 6:15 que esto no significa que debamos pecar: «¿Qué, pues? ¿Pecaremos, porque no estamos bajo la ley, sino bajo la gracia? En ninguna manera.»

Por lo tanto, aunque la gracia es el medio por el cual somos salvados, también nos transforma y nos da el poder para obedecer la ley de Dios, no como un medio para ser salvos, sino como el fruto de nuestra salvación.

4. El Contexto del Libro de Santiago

Santiago, en su carta, está enfatizando la importancia de una fe viva y activa que se refleje en la obediencia a la ley de Dios. Santiago 2:14 dice: «¿De qué aprovechará, hermanos míos, si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle?» Esto muestra que Santiago no está diciendo que no debemos obedecer la ley de Dios, sino que nuestra obediencia debe ser el resultado de una fe genuina.

Santiago 2:17 continúa diciendo: «Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma.» En otras palabras, aunque la salvación es por gracia mediante la fe, esa fe se manifestará en una vida de obediencia y buenas obras, que incluyen el respeto y la obediencia a la ley de Dios.

5. La Obediencia como Fruto del Amor

Jesús dijo en Juan 14:15: «Si me amáis, guardad mis mandamientos.» La obediencia a la ley de Dios no es una carga, sino una expresión de amor y gratitud hacia Dios. Los Diez Mandamientos son una guía moral válida para hoy, no como un medio de salvación, sino como una expresión del carácter de Dios y una manera de vivir en armonía con su voluntad.

Conclusión

En resumen, al responder a una interpretación de Santiago 2:10 que sostiene que no podemos obedecer la ley de Dios, es útil recordar que la ley revela nuestra necesidad de Cristo, quien cumplió la ley por nosotros y, a través de su gracia, nos capacita para vivir una vida que refleje su carácter. No se trata de guardar la ley para ser salvos, sino de vivir una vida de obediencia como fruto de nuestra relación con Cristo y nuestra fe viva.


Deja un comentario