Siempre que tocamos el tema del cuarto mandamientos, el séptimo día, el día de reposo, el shabat…surge esta pregunta de parte de los detractores: ¿Ya te circuncidastes? Lo anterior se debe a que no han podido diferenciar entre la Ley Moral y la Ley Ceremonial.
1. La Ley Moral y la Ley Ceremonial
Los adventistas distinguen entre la ley moral (los Diez Mandamientos) y la ley ceremonial. La ley moral, escrita por Dios en las tablas de piedra (Éxodo 20), es eterna y refleja los principios del carácter de Dios. En cambio, la ley ceremonial, que incluía prácticas como los sacrificios de animales y la circuncisión, era un sistema temporal que apuntaba hacia la obra redentora de Cristo y que encontró su cumplimiento en Él.
Colosenses 2:14-17 es un texto clave que señala que las leyes ceremoniales, como las ofrendas de comida, bebida y las «sombras de lo que había de venir», fueron abolidas con la muerte de Cristo. La circuncisión formaba parte de ese sistema ceremonial, mientras que los Diez Mandamientos, que incluyen el sábado, son perpetuos.
2. El Nuevo Pacto en Cristo
El Nuevo Testamento deja claro que la circuncisión física ya no es un requisito para el pueblo de Dios. En Hechos 15, durante el Concilio de Jerusalén, los apóstoles decidieron que los gentiles conversos no necesitaban circuncidarse para ser salvos. Esta fue una importante resolución de la iglesia primitiva que aclaró que la circuncisión no era una obligación para los cristianos.
En Gálatas 5:6, el apóstol Pablo explica: «Porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale algo, ni la incircuncisión, sino la fe que obra por el amor». Aquí, Pablo refuerza que la salvación es por gracia mediante la fe, y no por el cumplimiento de las leyes ceremoniales.
3. El Concepto de Circuncisión del Corazón
Los adventistas también creen en lo que Pablo llama la «circuncisión del corazón». En Romanos 2:28-29, Pablo afirma que no es el que se circuncida físicamente quien es verdaderamente del pueblo de Dios, sino aquel que tiene una transformación interna. La circuncisión del corazón significa vivir una vida de obediencia a Dios por el poder del Espíritu Santo.
Esto es clave: el adventismo se centra en la transformación interna y en la obediencia a Dios desde el corazón, como se manifiesta en el amor a Dios y al prójimo, en lugar de rituales externos como la circuncisión.
4. Los Mandamientos y la Gracia
Los Diez Mandamientos no son un medio de salvación, sino una respuesta a la gracia. Cristo cumplió la ley, y los cristianos son llamados a obedecerla, no como una forma de ganar la salvación, sino como una manifestación de la salvación ya recibida. Juan 14:15 dice: «Si me amáis, guardad mis mandamientos». La obediencia, incluido el guardar el sábado, no está relacionada con los rituales ceremoniales, sino con el reconocimiento de la autoridad moral de Dios sobre nuestras vidas.
5. Jesús y la Circuncisión
Jesús nunca exigió la circuncisión a sus seguidores. Su énfasis estaba en el corazón, el carácter, y la verdadera obediencia a Dios. Cuando un adventista guarda los Diez Mandamientos, lo hace como una respuesta al amor y la salvación ofrecida por Cristo, y no como un requisito ceremonial o físico, como lo era la circuncisión bajo el Antiguo Pacto.
6. La Libertad en Cristo
En Gálatas 5:1, Pablo exhorta a los creyentes a que permanezcan en la libertad que Cristo les ha dado y no se sometan nuevamente a «yugo de esclavitud» (refiriéndose a la ley ceremonial). Esta libertad implica que los rituales antiguos, como la circuncisión, ya no son necesarios para vivir en conformidad con los propósitos de Dios.

Conclusión
La circuncisión fue una señal del pacto de Dios con Abraham, pero con la venida de Cristo y el establecimiento del Nuevo Pacto, ya no es requerida. Los adventistas guardan los Diez Mandamientos porque son la ley moral de Dios y reflejan su carácter eterno, no como un medio de salvación ni como una obligación ceremonial. Jesús cumplió las leyes ceremoniales, y en Él tenemos libertad para obedecer por amor, no por obligación ritual.
Esta distinción entre las leyes morales y ceremoniales es fundamental para entender por qué un adventista no se circuncida, pero aún guarda los Diez Mandamientos como parte de su fe en Cristo.
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