Escuela sabática ampliada. Para el sábado 16 de Noviembre, 2024.
Tema 07. BIENAVENTURADOS LOS QUE CREEN
Ampliada por Ministerio LD:
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Puntos a desarrollar tomados de www.fustero.es :
- ABRAHAM: Creer por fe.
- ¿Qué quiso Jesús decir con la expresión “ver mi día” (Jn. 8:56)?
- Abraham era consciente de que la promesa que se le dio (Gn. 22:18) no se refería solo a su abundante descendencia. Se refería a la simiente prometida a Eva, es decir, al Salvador del mundo (Gn. 3:15).
- Sin saberlo, Isaac representaba a Jesús, ascendiendo al monte cargando con la madera en la que iba a ser sacrificado (Gn. 22:6).
- Solo cuando fue detenido para que no sacrificase a su hijo, y éste fue sustituido por un carnero, comprendió Abraham la misión del Salvador (Gn. 22:11-14). Por fe, vio el día de Jesucristo (su muerte redentora), creyó, y se gozó.
- MARÍA: Creer y dar gracias.
- Hubo varias razones que llevaron a María a ofrecer a Jesús un costoso perfume, y ungirle con él
(Jn. 12:1-3):- Jesús había perdonado sus pecados (Lc. 7:44-48)
- Jesús había resucitado a su hermano (Jn. 11:1-2)
- Jesús había hablado de su muerte (Jn. 12:7)
- Simón, el anfitrión, solo pensó en que era pecadora (Lc. 7:39). Judas solo pensó en el beneficio que podría haber sacado con tan costoso regalo (Jn. 12:4-6).
- Pero Jesús conocía el corazón de todos. A Simón le hizo ver su falta de agradecimiento. A Judas le dijo que no pusiera a los pobres como excusa.
- Para María solo tuvo palabras de cariño. Recompensó su fe recordándole que sus pecados estaban perdonados, y exaltó su acción ante Judas y los demás.
- Hubo varias razones que llevaron a María a ofrecer a Jesús un costoso perfume, y ungirle con él
- PILATO: Creer y ceder.
- Después de escuchar a Jesús hablar acerca de la verdad, Pilato quedó convencido de su inocencia (Jn. 18:37-38).
- Después, volvió a declarar que Jesús no había cometido ningún delito (Jn. 19:4). Incluso intentó apelar a los sentimientos de humanidad de la multitud, y declaró nuevamente su inocencia (Jn. 19:5-6).
- Pero el punto culminante fue cuando supo que Jesús se declaraba Hijo de Dios. Pilato entró en pánico (Jn. 19:7-8). Al hablar con Jesús, se convenció de la realidad de esta declaración (Jn. 19:9-11). Si Jesús era lo que decía ser, debía tomar una decisión: creer y soltarle; o rechazarle y dejarle morir.
- La presión de la turba pudo más que su propia convicción. Creyó, pero cedió a la presión. Perdió su vida eterna para conservar su poder (Jn. 19:15-16). ¿Renegarás tú de la fe por contentar a los que te rodean?
- TOMÁS: Creer por ver.
- Tomás no estaba presente cuando Jesús se presentó en el aposento alto tras su resurrección (Jn. 20:19, 24). Aunque los apóstoles y otros testigos le aseguraron haber visto a Jesús resucitado, Tomás no les creyó. En lugar de aceptar su testimonio, fijo sus propias condiciones para poder creer (Jn. 20:25).
- A pesar de su incredulidad, Jesús le dio una nueva evidencia al presentarse ante él, responder a la duda exacta que había manifestado, e invitarle a creer (Jn. 20:26-27).
- Aún con todas las evidencias que Dios nos da para poder creer, siempre hay lugar para la duda. Es nuestra decisión aceptar esas evidencias, y creer en Él.
- ¿Qué evidencias nos da Dios para que creamos en Él?
- La naturaleza: Aunque imperfecta y afectada por el pecado, la naturaleza nos enseña el diseño inteligente de que fue dotada por su Creador
- La Palabra de Dios: En la Biblia encontramos abundantes testimonios de las poderosas obras de Dios en la historia y en las personas. Tenemos en ella, especialmente, el testimonio de Jesús mismo
- Las profecías: El cumplimiento de profecías que anunciaban eventos históricos muchos siglos antes de su cumplimiento (Grecia invadiendo Persia; Tiro asolada; la destrucción del Templo de Jerusalén; etc.)
- La experiencia personal: ¿Cómo se transforma nuestro corazón? ¿Cómo hemos visto la mano de Dios obrando? ¿Qué respuestas tenemos a nuestras oraciones?
- Creer, en definitiva, es ver una realidad mayor que está más allá de nuestras circunstancias inmediatas.
- ABRAHAM: Creer por fe.
Introducción
La fe de Abraham es un ejemplo excepcional de confianza en Dios, y su vida refleja cómo Dios revela el plan de redención a aquellos que le siguen. Abraham fue llamado «el padre de la fe» porque creyó en las promesas de Dios, incluso cuando estas parecían imposibles de cumplir. Su relación con Dios y su visión de la promesa divina permiten a los creyentes de hoy aprender sobre la salvación y el sacrificio de Cristo.
1. ¿Qué quiso Jesús decir con la expresión “ver mi día”? (Jn. 8:56)
Texto bíblico: “Abraham, vuestro padre, se gozó de que había de ver mi día; y lo vio, y se gozó” (Juan 8:56).
Jesús habló de «su día» como el tiempo de su venida y misión en la tierra, especialmente su sacrificio redentor. Abraham, a través de la fe y la revelación divina, llegó a entender en cierta medida el plan de salvación. Este «ver su día» es una referencia a la visión que Abraham tuvo de la promesa mesiánica.
Comentario bíblico adventista: El CBA resalta que Jesús se refirió a la fe de Abraham, quien en espíritu anticipó el cumplimiento de las promesas divinas, sabiendo que su descendencia incluiría al Redentor prometido. Esta expresión muestra cómo Abraham entendió el sacrificio futuro de Cristo a través de su propio sacrificio de Isaac, un tipo de lo que Jesús haría por la humanidad.
Comentario de Elena G. White: «En la entrega de Isaac, Abraham había visto más que una mera prueba de fe. Había visto, al menos en tipo, la obra de redención». (Patriarcas y profetas, p. 153). Esto significa que Abraham, por fe, entendió y aceptó el futuro sacrificio de Cristo en el Calvario.
2. La Promesa a Abraham y la Simiente Prometida (Gn. 22:18; Gn. 3:15)
Texto bíblico: «En tu simiente serán benditas todas las naciones de la tierra, por cuanto obedeciste mi voz» (Génesis 22:18).
Dios prometió a Abraham que a través de su «simiente» todas las naciones serían bendecidas. Esta promesa no se limitaba a su descendencia física, sino que prefiguraba al Mesías, el Redentor. La promesa original a Eva, de una simiente que vencería al mal (Gn. 3:15), se confirma aquí con Abraham, demostrando que el plan de redención había estado en la mente de Dios desde el principio.
Comentario bíblico adventista: Según el CBA, la «simiente» hace referencia específica a Cristo. Pablo confirma esto en Gálatas 3:16, donde dice que la promesa fue hecha «a su simiente, la cual es Cristo». La fe de Abraham se basó en esta promesa, y él creyó que Dios traería salvación al mundo mediante su descendencia.
Comentario de Elena G. White: White afirma que Abraham no solo esperaba una descendencia física sino la venida del Salvador, diciendo que «Abraham vio en el sacrificio la gran promesa cumplida» (Patriarcas y profetas, p. 153). Abraham, al creer en esta promesa, no solo esperaba una herencia terrenal sino también el cumplimiento de la redención eterna.
3. Isaac como Representación de Cristo (Gn. 22:6)
Texto bíblico: «Y tomó Abraham la leña del holocausto, y la puso sobre Isaac su hijo, y él tomó en su mano el fuego y el cuchillo; y fueron ambos juntos» (Génesis 22:6).
Isaac, al cargar la leña hacia el lugar del sacrificio, representa a Cristo, quien cargó la cruz hacia el Calvario. Este acto tipifica la obediencia y la sumisión de Jesús a la voluntad del Padre, y el sacrificio de Abraham anticipa el sacrificio del Hijo de Dios.
Comentario bíblico adventista: El CBA destaca que la carga de la leña por parte de Isaac apunta al sacrificio que el Mesías mismo cargaría, llevando el peso de los pecados de la humanidad sobre sus hombros en la cruz. La obediencia de Isaac prefigura la obediencia de Cristo, quien se sometió plenamente a la voluntad del Padre.
Comentario de Elena G. White: Elena White describe este momento como un simbolismo claro de la obediencia y el sacrificio de Cristo. Ella escribe: «El Padre y el Hijo habían recorrido juntos la misma senda que Abraham e Isaac caminaron, y Cristo llevó la cruz en la cual había de ser clavado». (Patriarcas y profetas, p. 153). Al igual que Isaac, Jesús aceptó el sacrificio con plena confianza en el plan de redención.
4. La Substitución en el Sacrificio (Gn. 22:11-14)
Texto bíblico: “Entonces el ángel de Jehová le dio voces desde el cielo, y dijo: Abraham, Abraham… Entonces alzó Abraham sus ojos y miró, y he aquí a sus espaldas un carnero trabado en un zarzal por sus cuernos; y fue Abraham y tomó el carnero, y lo ofreció en holocausto en lugar de su hijo» (Génesis 22:11-13).
Dios intervino y proveyó un sustituto, un carnero, para que Isaac no fuera sacrificado. Este acto no solo liberó a Isaac, sino que también simbolizó cómo Jesús tomaría el lugar de los pecadores, como el «Cordero de Dios» que quitaría el pecado del mundo.
Comentario bíblico adventista: En el CBA se explica que este momento destaca la doctrina de la sustitución en la redención. Abraham entendió que Dios estaba proveyendo una vía de escape para el pecado. Esta sustitución es central en la fe cristiana y representa el sacrificio que Jesús haría en lugar de toda la humanidad.
Comentario de Elena G. White: White resalta cómo este acto simboliza el sacrificio de Cristo como nuestro sustituto. Ella escribe: «Al ver Abraham la sustitución de Isaac por el carnero, vio más claramente la misión redentora del Mesías» (Patriarcas y profetas, p. 153). Abraham comprendió, al ver al carnero, el alcance del sacrificio que Dios realizaría al dar a su propio Hijo para la salvación de todos.
Conclusión: La Fe de Abraham en la Misión del Salvador
Texto bíblico: “Por la fe Abraham, cuando fue probado, ofreció a Isaac… pensando que Dios es poderoso para levantar aun de entre los muertos” (Hebreos 11:17-19).
La fe de Abraham no solo fue una obediencia ciega, sino una fe fundada en la promesa de Dios y en su capacidad para cumplirla. Su experiencia en el monte Moriah le permitió «ver el día de Jesús», y esto lo llenó de gozo y esperanza. Abraham comprendió el plan de salvación y, por fe, creyó y se regocijó en la promesa del Salvador venidero.
Comentario de Elena G. White: «Por medio de la prueba terrible, Dios enseñó a Abraham, y a todos los que debían aprender de él, el plan de la redención» (Patriarcas y profetas, p. 153). La fe de Abraham se convierte así en el modelo para cada creyente que, aún sin ver el futuro completamente, confía en las promesas divinas.
Esta lección nos recuerda que, como Abraham, debemos vivir por fe, mirando más allá de lo visible y confiando en el Salvador que ya ha dado su vida por nosotros.
- MARÍA: Creer y dar gracias.
Introducción
La devoción de María hacia Jesús es un ejemplo de gratitud y amor genuino por el Salvador. A lo largo de los evangelios, se describe cómo María expresó su fe y agradecimiento de maneras tangibles y profundas, especialmente al ungir a Jesús con un perfume costoso. Esta lección se enfoca en su acto de adoración y sus razones para honrar a Jesús, así como en la reacción de aquellos presentes y la respuesta de Cristo a todos ellos.
1. La Razón de su Devoción: El Perdón de sus Pecados (Lc. 7:44-48)
Texto bíblico: «Entonces, vuelto hacia la mujer, dijo a Simón: ¿Ves esta mujer? Entré en tu casa, y no me diste agua para mis pies; mas ésta ha regado mis pies con lágrimas, y los ha enjugado con sus cabellos» (Lucas 7:44).
María tenía muchas razones para mostrar su devoción hacia Jesús. Una de las más importantes fue su gratitud por el perdón de sus pecados. La misericordia y compasión que Jesús le había mostrado no solo transformaron su vida, sino que la llenaron de un amor profundo. María sabía que nadie más podía otorgarle el perdón y la paz que solo Jesús podía ofrecer.
Comentario bíblico adventista: El CBA destaca que el acto de María no solo representa gratitud, sino una respuesta al amor de Dios manifestado en Jesús. María era consciente de su pecado y del precio del perdón, lo que le llevó a derramar un perfume costoso, simbolizando así su devoción y agradecimiento sincero.
Comentario de Elena G. White: White comenta: «Fue en agradecimiento por este perdón y aceptación que María rompió el alabastro de perfume a los pies de Jesús» (El Deseado de todas las gentes, p. 498). Su ofrenda era el reconocimiento de una vida renovada, un símbolo de su arrepentimiento y redención.
2. La Resurrección de su Hermano Lázaro (Jn. 11:1-2)
Texto bíblico: «María, cuyo hermano Lázaro estaba enfermo, fue la misma que ungió al Señor con perfume y le secó los pies con sus cabellos» (Juan 11:2).
Jesús había devuelto a Lázaro, el hermano de María, a la vida. Este milagro fue motivo de gran gozo y gratitud para María y su familia. Además, este acto de poder mostró el amor y la autoridad de Jesús sobre la vida y la muerte, fortaleciendo su fe y convenciéndola de su divinidad.
Comentario bíblico adventista: El CBA señala que la resurrección de Lázaro sirvió como una revelación de la naturaleza divina de Jesús, aumentando la fe de todos los presentes, y especialmente de María. Este milagro no solo fortaleció su amor por Jesús, sino que la impulsó a un acto de adoración sincera y sin reservas.
Comentario de Elena G. White: White menciona cómo este milagro solidificó la fe de María: «Por haber traído de vuelta a la vida a su querido hermano, Lázaro, María sentía una deuda especial de amor y agradecimiento hacia Jesús» (El Deseado de todas las gentes, p. 497). La acción de ungir a Jesús era una expresión natural de este agradecimiento profundo y significativo.
3. Jesús Había Anunciado su Muerte (Jn. 12:7)
Texto bíblico: «Entonces Jesús dijo: Déjala; para el día de mi sepultura ha guardado esto» (Juan 12:7).
Jesús ya había hablado de su muerte a sus discípulos, y María parecía comprender la importancia de ese momento. Su acto de ungirlo fue una manera de honrarle antes de su sacrificio. Es posible que María entendiera, en parte, el propósito de la misión de Jesús y su inminente sacrificio.
Comentario bíblico adventista: Según el CBA, el acto de María puede interpretarse como una preparación para la muerte de Jesús, un acto profético que demostraba su fe en las palabras de Jesús sobre su sacrificio. Aunque los demás no comprendían plenamente, María demostró una fe y un entendimiento especiales.
Comentario de Elena G. White: White dice: «María, al ver que se acercaba el final, y llena de amor y gratitud, derramó su tesoro sobre el Salvador» (El Deseado de todas las gentes, p. 499). María aprovechó esta oportunidad para demostrar su amor de manera profunda, entendiendo que podría ser una de las últimas veces que estaría con Jesús antes de su muerte.
4. Las Reacciones de Simón y Judas (Lc. 7:39; Jn. 12:4-6)
Texto bíblico: «Viendo esto el fariseo que le había convidado, dijo para sí: Este, si fuera profeta, conocería quién y qué clase de mujer es la que le toca, que es pecadora» (Lucas 7:39).
«Pero Judas Iscariote, hijo de Simón, el que había de entregarle, dijo: ¿Por qué no fue este perfume vendido por trescientos denarios, y dado a los pobres?» (Juan 12:4-5).
Las reacciones de Simón y Judas reflejan sus propias perspectivas y actitudes hacia María y Jesús. Simón, el anfitrión, la juzgaba por su pasado, pensando que Jesús se estaba «rebajando» al permitir que lo tocara. Judas, por otro lado, mostraba una actitud de avaricia, criticando el gasto del perfume porque deseaba sacar provecho económico para sí mismo.
Comentario bíblico adventista: El CBA enfatiza cómo ambos hombres no entendieron la profundidad del acto de María. Simón, como fariseo, se fijaba en la condición pecadora de María, mientras que Judas solo pensaba en el valor material del perfume. Ambos carecían de la comprensión espiritual que Jesús reconoció en María.
Comentario de Elena G. White: White describe cómo Simón y Judas malinterpretaron el acto de María. «Mientras Simón menospreciaba a María en su corazón, Judas estaba planeando un modo de satisfacer su codicia bajo el disfraz de preocupación por los pobres» (El Deseado de todas las gentes, p. 501). Esto muestra el contraste entre la actitud crítica de los hombres y la verdadera devoción de María.
5. La Respuesta de Jesús (Lc. 7:47-50; Jn. 12:7-8)
Texto bíblico: «Por lo cual te digo que sus muchos pecados le son perdonados, porque amó mucho; mas aquel a quien se le perdona poco, poco ama» (Lucas 7:47).
«Déjala; para el día de mi sepultura ha guardado esto. Porque a los pobres siempre los tendréis con vosotros, mas a mí no siempre me tendréis» (Juan 12:7-8).
Jesús, al entender las motivaciones de cada persona, defendió a María. Le recordó a Simón su falta de agradecimiento y a Judas que no usara la ayuda a los pobres como excusa para su propio interés. Jesús honró la fe y devoción de María, exaltando su acción como un acto de profundo amor y preparación para su muerte.
Comentario bíblico adventista: El CBA destaca que Jesús enfatizó la autenticidad del amor y el sacrificio de María, como una lección para todos los presentes. Al defender a María, Jesús mostró cómo su acto de adoración era una respuesta al perdón y la redención que había recibido.
Comentario de Elena G. White: White describe esta defensa de Jesús: «Cristo reconoció el acto de María como uno de amor y gratitud, y declaró que la historia de la redención la recordaría». (El Deseado de todas las gentes, p. 503). Jesús, con palabras de amor, recordó a María que sus pecados estaban perdonados, destacando que su acto de devoción sería recordado siempre.
Conclusión: María, una Lección de Fe y Gratitud
Texto bíblico: «De cierto os digo que dondequiera que se predique este evangelio, en todo el mundo, también se contará lo que esta ha hecho, para memoria de ella» (Mateo 26:13).
La devoción de María nos enseña la importancia de dar gracias y demostrar nuestro amor a Dios sin importar el costo. Ella creyó y entendió, al menos en parte, la magnitud de lo que Jesús haría por ella y por toda la humanidad. Su fe y gratitud son un recordatorio de que nuestro amor hacia Dios debe ser generoso, auténtico y sin reservas.
Comentario de Elena G. White: «El acto de amor de María es un símbolo de la entrega total que el Salvador espera de sus seguidores» (El Deseado de todas las gentes, p. 503). María dio lo mejor que tenía en muestra de su gratitud y amor, enseñándonos a adorar y a agradecer a Dios en espíritu y en verdad.
Este tema nos llama a reflexionar sobre nuestra propia devoción hacia Cristo. Así como María, estamos llamados a mostrar gratitud por el amor y el perdón de Jesús, y a reconocer su sacrificio con un amor incondicional y una fe sincera.
- PILATO: Creer y ceder.
Introducción
La figura de Pilato en el juicio de Jesús presenta una elección crítica entre seguir la verdad y ceder a las presiones externas. Pilato es un ejemplo de aquellos que se encuentran convencidos de la verdad pero no tienen el valor de actuar en consecuencia. Su vacilación frente a la decisión de liberar o condenar a Jesús nos muestra los peligros de anteponer los intereses personales a la verdad.
1. Convencido de la Inocencia de Jesús (Jn. 18:37-38)
Texto bíblico: “Le dijo entonces Pilato: ¿Luego, eres tú rey? Respondió Jesús: Tú dices que yo soy rey. Yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo, para dar testimonio de la verdad. Todo aquel que es de la verdad, oye mi voz. Le dijo Pilato: ¿Qué es la verdad?” (Juan 18:37-38).
En su diálogo con Jesús, Pilato escuchó el testimonio de Cristo acerca de la verdad. Aunque Pilato no comprendía plenamente, las palabras de Jesús lo impactaron, convenciéndolo de su inocencia. Su pregunta «¿Qué es la verdad?» sugiere una mezcla de duda y búsqueda sincera. Sin embargo, aunque encontró razones para liberarlo, su pregunta revela una falta de compromiso personal con la verdad.
Comentario bíblico adventista: El CBA sugiere que Pilato reconoció algo especial en Jesús y, aunque intrigado, evitó la responsabilidad de reconocer y defender la verdad. Esta vacilación es común en quienes temen las consecuencias de seguir la verdad.
Comentario de Elena G. White: White comenta: «Pilato no estaba preparado para la verdad. Con una mezcla de inquietud y desprecio, preguntó: ‘¿Qué es la verdad?’ Pero sin esperar respuesta, se dio vuelta, sin darse cuenta de que tenía la Verdad personificada ante él» (El Deseado de todas las gentes, p. 652). Este acto refleja su rechazo de una oportunidad para comprender la verdad que podía liberarlo.
2. Declaración Repetida de Inocencia (Jn. 19:4-6)
Texto bíblico: “Entonces Pilato salió otra vez, y les dijo: Mirad, os lo traigo fuera, para que entendáis que ningún delito hallo en él” (Juan 19:4).
Pilato continuó reafirmando la inocencia de Jesús, incluso intentó apelar a la compasión de la multitud, presentándoles a un Jesús maltratado y vulnerable. Sin embargo, el pueblo, instigado por los líderes religiosos, clamaba por su muerte. Pilato se encontró atrapado entre su convicción de la inocencia de Jesús y la presión de la turba.
Comentario bíblico adventista: Según el CBA, la declaración de inocencia de Pilato revela su intención de liberar a Jesús, pero al no recibir apoyo del público, no mantuvo su postura. El rechazo de la multitud intimidó a Pilato, y su convicción comenzó a tambalear.
Comentario de Elena G. White: White dice: «La escena que Pilato esperaba que despertara compasión, sólo aumentó la crueldad del odio hacia Jesús» (El Deseado de todas las gentes, p. 653). Al apelar a los sentimientos de la multitud en lugar de su propia autoridad, Pilato evidenció su debilidad moral y su falta de firmeza en la justicia.
3. El Temor de Pilato ante la Declaración de Jesús como Hijo de Dios (Jn. 19:7-8)
Texto bíblico: “Los judíos le respondieron: Nosotros tenemos una ley, y según nuestra ley debe morir, porque se hizo a sí mismo Hijo de Dios. Cuando Pilato oyó decir esto, tuvo más miedo” (Juan 19:7-8).
Al escuchar que Jesús se había declarado «Hijo de Dios», Pilato experimentó temor. Esta afirmación hizo que Pilato reconsiderara la identidad de Jesús, aumentando su temor a cometer una injusticia. La posibilidad de que Jesús fuera realmente divino lo hizo dudar aún más en condenarlo.
Comentario bíblico adventista: El CBA menciona que la declaración de Jesús como Hijo de Dios perturbó profundamente a Pilato, haciéndole temer una responsabilidad mayor. Su temor ante la posibilidad de enfrentarse a alguien divino intensificó su dilema interno, entre actuar conforme a su conciencia o ceder a la presión.
Comentario de Elena G. White: White comenta: «Pilato no tenía ni paz ni descanso. Creía que el prisionero ante él podía ser un ser celestial que había descendido a la tierra». (El Deseado de todas las gentes, p. 653). Este temor resalta el conflicto interno de Pilato, quien, a pesar de reconocer algo especial en Jesús, no tuvo la fuerza para seguir sus convicciones.
4. Pilato Frente a la Decisión Final: ¿Creer y Soltar a Jesús o Ceder a la Presión? (Jn. 19:9-11)
Texto bíblico: “Entró otra vez en el pretorio, y dijo a Jesús: ¿De dónde eres tú? Pero Jesús no le dio respuesta. Entonces le dijo Pilato: ¿A mí no me hablas? ¿No sabes que tengo autoridad para crucificarte, y que tengo autoridad para soltarte? Respondió Jesús: Ninguna autoridad tendrías contra mí, si no te fuese dada de arriba” (Juan 19:9-11).
Pilato, ya convencido de que Jesús era inocente, y atemorizado por la posibilidad de enfrentarse a lo divino, fue llevado a una decisión final. Jesús le respondió recordándole que su autoridad venía de Dios, reafirmando su identidad y misión. Pilato sabía que la opción correcta era liberar a Jesús, pero la presión de los líderes religiosos y de la multitud le llevó a traicionar sus convicciones.
Comentario bíblico adventista: El CBA enfatiza que Pilato estuvo tan cerca de la verdad, pero su deseo de mantener su posición política y evitar conflictos le llevó a desobedecer su conciencia. Aunque consciente de la inocencia de Jesús, eligió preservar su reputación y posición en lugar de actuar con integridad.
Comentario de Elena G. White: White escribe: «El corazón de Pilato estaba convencido de que Jesús era todo lo que decía ser, pero no estaba dispuesto a arriesgar su cargo ni su seguridad por él» (El Deseado de todas las gentes, p. 654). Este conflicto interno muestra el costo de ceder a la presión en lugar de tomar una decisión por la verdad.
5. La Tragedia de Ceder a la Presión de la Turba (Jn. 19:15-16)
Texto bíblico: “Mas ellos gritaron: ¡Fuera, fuera, crucifícale! Pilato les dijo: ¿A vuestro Rey he de crucificar? Respondieron los principales sacerdotes: No tenemos más rey que César. Así que entonces lo entregó a ellos para que fuese crucificado” (Juan 19:15-16).
Finalmente, Pilato cedió a la presión de la turba, sacrificando a Jesús para preservar su poder y su posición. Eligió el favor de los hombres sobre la verdad y, al hacerlo, perdió una oportunidad única de defender al Hijo de Dios. Su decisión tuvo consecuencias eternas, recordándonos que ceder a la presión cuando conocemos la verdad es un acto que puede costar nuestra salvación.
Comentario bíblico adventista: El CBA resalta que Pilato perdió la vida eterna por preferir los intereses temporales. Su historia es un recordatorio de los peligros de ceder a la presión de los demás en lugar de seguir la verdad, incluso cuando esta implique sacrificios.
Comentario de Elena G. White: White comenta: «Con la multitud demandando su muerte, y sin valor moral para hacer justicia, Pilato entregó al inocente Hijo de Dios a la crueldad de sus enemigos» (El Deseado de todas las gentes, p. 654). Pilato tomó la decisión consciente de sacrificar su convicción de la verdad por miedo a perder su posición.
Conclusión: La Lección de Pilato – ¿Cederás Tú?
Texto bíblico: “¿Qué, pues, ganaré si conquisto el mundo entero y pierdo mi alma?” (Marcos 8:36).
La historia de Pilato es una advertencia sobre los peligros de ceder a la presión de los demás cuando conocemos la verdad. Pilato creyó en la inocencia de Jesús, pero su miedo a perder su poder y posición lo llevó a una decisión fatal. Hoy, el reto de permanecer fiel a la verdad continúa. La pregunta para nosotros es: ¿Renegaremos de nuestra fe por complacer a otros, o seguiremos firmemente a Cristo?
Comentario de Elena G. White: White concluye: «Pilato tenía el poder de hacer lo correcto, pero su corazón cobarde lo llevó a hacer lo incorrecto. Su ejemplo es una advertencia solemne» (El Deseado de todas las gentes, p. 655). Su historia nos recuerda la importancia de defender la verdad sin importar el costo, confiando en que nuestra recompensa está en el cielo.
La historia de Pilato nos insta a examinar nuestra disposición para permanecer firmes en la verdad, aunque enfrentemos desafíos y presión. Que su ejemplo nos inspire a no ceder cuando se trata de seguir a Jesús y de sostener nuestros principios y convicciones.
- TOMÁS: Creer por ver.
Introducción
La historia de Tomás, el discípulo que dudó de la resurrección de Jesús hasta ver pruebas tangibles, nos muestra cómo la fe y la duda pueden coexistir en nuestra experiencia. Tomás representa a aquellos que luchan con la incredulidad y necesitan evidencia antes de poder confiar plenamente en la realidad de Dios. Su historia nos enseña que, aunque Dios responde a nuestras dudas, la fe es finalmente una decisión personal.
1. La Ausencia de Tomás y su Reacción Incrédula (Jn. 20:19, 24-25)
Texto bíblico: “Pero Tomás, uno de los doce, llamado Dídimo, no estaba con ellos cuando Jesús vino. Le dijeron, pues, los otros discípulos: Al Señor hemos visto. Él les dijo: Si no viere en sus manos la señal de los clavos, y metiere mi dedo en el lugar de los clavos, y metiere mi mano en su costado, no creeré” (Juan 20:24-25).
Tomás no estuvo presente cuando Jesús se apareció a los demás discípulos después de su resurrección. A pesar de los testimonios convincentes de sus amigos y compañeros, Tomás rechazó creer. Insistió en ver y tocar a Jesús como condición para creer, mostrando su lucha interna entre la fe y la duda.
Comentario bíblico adventista: El CBA destaca que Tomás, aunque era uno de los apóstoles, no estaba exento de la duda, especialmente ante un evento tan extraordinario como la resurrección. Su reacción revela su escepticismo y el deseo de tener evidencia tangible antes de aceptar la realidad de algo tan trascendental.
Comentario de Elena G. White: White describe a Tomás como alguien sincero en su incredulidad, pero con una mente cerrada a los testimonios de otros: «Tomás tenía un espíritu de duda que lo alejó de sus compañeros y de la fe que ellos compartían en el resucitado Cristo» (El Deseado de todas las gentes, p. 746). Su duda lo llevó a separarse de la alegría que experimentaron los demás discípulos al ver al Señor.
2. Jesús Responde a la Duda de Tomás con Evidencia (Jn. 20:26-27)
Texto bíblico: “Ocho días después, estaban otra vez sus discípulos dentro, y con ellos Tomás. Llegó Jesús, estando las puertas cerradas, y se puso en medio, y les dijo: Paz a vosotros. Luego dijo a Tomás: Pon aquí tu dedo, y mira mis manos; y acerca tu mano, y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente” (Juan 20:26-27).
A pesar de su incredulidad, Jesús se presenta a Tomás y le ofrece la evidencia que había pedido. Jesús conoce las dudas de Tomás y le responde exactamente en los términos que él había solicitado. Sin embargo, Jesús lo desafía a no quedarse en la incredulidad, sino a hacer el esfuerzo de creer.
Comentario bíblico adventista: El CBA resalta que Jesús, al aparecerse a Tomás, demuestra su compasión por aquellos que dudan. Jesús entendía la necesidad de Tomás y no lo condenó por su falta de fe, sino que le ofreció la evidencia que necesitaba, permitiéndole así vencer sus dudas y experimentar la fe de manera plena.
Comentario de Elena G. White: White comenta que «Jesús no rechaza al que viene con dudas sinceras, buscando mayor luz. Él le ofrece ayuda y responde a sus preguntas» (El Deseado de todas las gentes, p. 746). Este acto de Jesús muestra su amor y comprensión hacia quienes buscan, y también su deseo de fortalecer su fe.
3. El Llamado de Jesús a la Fe: Creer Sin Ver (Jn. 20:28-29)
Texto bíblico: “Entonces Tomás respondió y le dijo: ¡Señor mío, y Dios mío! Jesús le dijo: Porque me has visto, Tomás, creíste; bienaventurados los que no vieron, y creyeron” (Juan 20:28-29).
Al ver la evidencia, Tomás finalmente reconoce a Jesús como su Señor y Dios. Sin embargo, Jesús responde a esta confesión de fe de Tomás con una declaración de bendición para aquellos que creen sin ver. Con estas palabras, Jesús enfatiza la importancia de la fe basada en confianza y no únicamente en pruebas visibles.
Comentario bíblico adventista: El CBA enfatiza que Jesús reconoce la fe de Tomás, pero señala que la verdadera bienaventuranza recae sobre aquellos que pueden creer sin necesidad de pruebas tangibles. Esta declaración subraya la importancia de la fe que se apoya en la Palabra de Dios y no únicamente en lo visible.
Comentario de Elena G. White: White afirma que Jesús utiliza la experiencia de Tomás para enseñar una lección de fe que trasciende las pruebas visibles: «La fe que se apoya en la Palabra de Dios es la fe que salva; la fe que depende de los sentimientos o de lo visible es débil y no durará». (El Deseado de todas las gentes, p. 747). Este llamado a creer sin ver es una invitación a cada creyente a desarrollar una fe confiada en Dios.
4. El Desafío de la Fe: Decidir Creer Ante la Duda
A pesar de las pruebas tangibles, siempre existe la posibilidad de dudar. La experiencia de Tomás muestra que aún cuando Dios nos da evidencias de su poder y amor, es posible que la duda surja. La lección de Jesús es clara: más allá de las pruebas visibles, la verdadera fe es una elección que implica confiar en Dios y su Palabra.
Comentario bíblico adventista: El CBA explica que las dudas pueden ser una oportunidad para fortalecer la fe. Tomás representa a los que necesitan vencer el escepticismo mediante la voluntad de confiar en lo que no ven. Dios da evidencia suficiente para que podamos creer, pero depende de cada persona decidir si acepta esa evidencia.
Comentario de Elena G. White: White señala que «la fe no es vista; la fe no depende de lo visible o lo tangible. La fe es el acto de creer en la Palabra de Dios, aun cuando no haya evidencias visibles de ella» (El Deseado de todas las gentes, p. 747). La historia de Tomás nos recuerda que creer es un acto de confianza y compromiso.
Conclusión: La Bienaventuranza de la Fe
Texto bíblico: “Bienaventurados los que no vieron, y creyeron” (Juan 20:29).
La historia de Tomás nos invita a reflexionar sobre la naturaleza de la fe. Jesús nos llama a confiar en su Palabra y en su carácter, más allá de las pruebas visibles. Creer sin ver no es una negación de la realidad, sino una afirmación de nuestra confianza en Dios. Como discípulos, somos bienaventurados cuando aprendemos a vivir por fe, seguros en las promesas de Dios.
Comentario de Elena G. White: White concluye: «Jesús no nos deja en la oscuridad ni en el temor, sino que nos da seguridad de su presencia, aunque no siempre lo veamos» (El Deseado de todas las gentes, p. 748). La fe no depende de las evidencias visibles, sino de la convicción de que Dios es fiel.
La experiencia de Tomás nos enseña a confiar en Dios, aunque a veces tengamos dudas. La verdadera fe es una decisión de confiar en las promesas de Dios y en su fidelidad, más allá de las circunstancias y de lo que podamos ver. Que podamos ser bienaventurados por creer en el Señor sin necesidad de ver, viviendo por la fe en sus promesas.
B. TÚ Y YO: Creer sin ver.
Introducción
La fe en Dios no depende de lo que podamos ver con nuestros ojos físicos, sino de la confianza en una realidad espiritual que va más allá de lo visible. Como seres humanos, buscamos evidencias que fortalezcan nuestra fe, y Dios ha provisto múltiples maneras para que podamos confiar en su existencia y amor, aún sin ver. En esta lección, exploramos las evidencias que Dios nos da para creer en Él, desarrollando una fe que no depende de lo tangible, sino de la convicción espiritual.
1. La Naturaleza: Evidencia del Diseño Divino
Texto bíblico: “Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa” (Romanos 1:20).
La naturaleza, aunque afectada por el pecado, refleja la sabiduría, belleza y diseño del Creador. Los detalles minuciosos de la creación — desde el vasto universo hasta el funcionamiento de las células más pequeñas — nos hablan de un Dios inteligente y poderoso. Aunque no podamos ver a Dios físicamente, el mundo natural nos da evidencia de su existencia y carácter.
Comentario bíblico adventista: El CBA señala que la creación es una revelación continua de Dios que testifica de su poder y su naturaleza. A través de la naturaleza, podemos vislumbrar aspectos de su carácter, como su amor por la belleza y su preocupación por cada detalle de la vida.
Comentario de Elena G. White: White escribe: «Cada flor, cada árbol, toda hoja que brota y cada capullo que se abre hablan de Dios» (La educación, p. 99). A través de la naturaleza, Dios nos da una evidencia constante de su presencia y de su amor, invitándonos a creer en Él sin verlo físicamente.
2. La Palabra de Dios: Testimonio de sus Obras Poderosas
Texto bíblico: “Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino” (Salmos 119:105).
La Biblia contiene la historia de cómo Dios ha intervenido en la vida de la humanidad. En sus páginas, encontramos relatos de su amor, justicia y misericordia, así como el testimonio de su Hijo, Jesús, quien vino a la tierra como la revelación máxima de Dios. La Biblia es una fuente confiable para conocer a Dios y su carácter, y para ver cómo ha obrado en la historia.
Comentario bíblico adventista: Según el CBA, la Biblia es la revelación de Dios, inspirada por el Espíritu Santo, y tiene como propósito enseñar, guiar y fortalecer la fe de los creyentes. A través de ella, Dios se comunica con nosotros, invitándonos a confiar en sus promesas y a experimentar su amor.
Comentario de Elena G. White: White comenta: «La Biblia es la voz de Dios que nos habla, así como seguramente como si pudiéramos oírla con nuestros oídos» (El camino a Cristo, p. 85). Al leer la Palabra de Dios, tenemos un encuentro personal con Él, experimentando la verdad de sus promesas y aprendiendo a vivir por fe.
3. Las Profecías: Confirmación del Poder de Dios en la Historia
Texto bíblico: “Yo soy Dios, y no hay otro Dios, y nada hay semejante a mí, que anuncio lo por venir desde el principio, y desde la antigüedad lo que aún no era hecho” (Isaías 46:9-10).
Las profecías de la Biblia son una prueba poderosa del conocimiento y control que Dios tiene sobre la historia. Profecías cumplidas, como la caída de Babilonia, la invasión de Grecia a Persia, la destrucción de Tiro y la profecía de la destrucción del Templo de Jerusalén, muestran que Dios no solo conoce el futuro, sino que también guía la historia para el cumplimiento de su voluntad.
Comentario bíblico adventista: El CBA resalta que el cumplimiento de las profecías es una de las evidencias más claras de la existencia y poder de Dios. A través de las profecías, Dios demuestra que su Palabra es segura y que todo lo que Él ha dicho se cumplirá en su debido tiempo.
Comentario de Elena G. White: White dice: «Dios nos ha dado su palabra como un firme fundamento sobre el cual apoyar nuestra fe» (El conflicto de los siglos, p. 593). Las profecías son una confirmación de la autoridad divina y nos dan confianza en la veracidad de las Escrituras y en las promesas de Dios.
4. La Experiencia Personal: Evidencias de la Transformación y la Respuesta de Dios
Texto bíblico: “Gustad, y ved que es bueno Jehová; dichoso el hombre que confía en él” (Salmos 34:8).
Cada creyente tiene un testimonio personal de cómo Dios ha obrado en su vida. Al experimentar el cambio de corazón, la paz y las respuestas a nuestras oraciones, encontramos evidencia de que Dios está activo y presente en nuestra vida. A medida que confiamos en Él y vivimos por fe, vemos cómo Dios transforma nuestro carácter y nos guía en su camino.
Comentario bíblico adventista: El CBA señala que la experiencia personal con Dios es una parte vital de la fe cristiana. Las experiencias personales fortalecen nuestra fe y nos permiten ver el carácter de Dios de una manera que va más allá de lo que podemos leer o ver en el mundo físico.
Comentario de Elena G. White: White comenta: «El mismo Cristo, que nos da paz y gozo, es el mejor testimonio que podemos dar del poder del evangelio» (El camino a Cristo, p. 109). A través de la experiencia personal, podemos conocer a Dios de una manera única y profunda, viendo su mano guiadora y su amor transformador en nuestra vida.
5. La Fe que Trasciende las Circunstancias
La fe es ver más allá de las circunstancias actuales y confiar en la realidad de Dios y sus promesas. Dios nos ha dado múltiples evidencias de su presencia, pero la fe no depende únicamente de lo que podemos ver o entender en el momento. La verdadera fe es la confianza plena en Dios, aun cuando nuestras circunstancias sean adversas o no podamos ver el resultado de inmediato.
Comentario bíblico adventista: El CBA describe la fe como la certeza en la Palabra de Dios. La fe implica creer en las promesas divinas y tener la seguridad de que Dios cumplirá su voluntad en nuestra vida. Esta fe no está limitada por las circunstancias, sino que confía plenamente en Dios.
Comentario de Elena G. White: White menciona: «La fe es el mejor escudo que podemos tener en las pruebas, y nos ayuda a mantenernos firmes en las promesas de Dios, aunque lo visible sea contrario» (Conflicto y valor, p. 184). Nuestra fe no depende de las circunstancias, sino de la realidad de un Dios fiel que siempre cumple sus promesas.
Conclusión: Creer sin Ver, una Bienaventuranza de Fe
Texto bíblico: “Porque por fe andamos, no por vista” (2 Corintios 5:7).
Dios nos llama a vivir por fe, a confiar en Él aunque no podamos verlo con nuestros ojos físicos. La naturaleza, las Escrituras, las profecías y nuestras experiencias personales son testigos de su existencia y amor. La verdadera fe es aquella que, aun sin ver, elige confiar en la fidelidad de Dios y en sus promesas. La bendición de creer sin ver es una de las mayores bienaventuranzas para el creyente, quien vive con la certeza de que Dios es real y obra en su vida.
Comentario de Elena G. White: White concluye: «No necesitamos ver a Cristo con nuestros ojos para experimentar su poder. Él obra en nosotros si creemos en Él y confiamos en su amor y su misericordia» (El camino a Cristo, p. 90). La vida de fe es una invitación a confiar en Dios, seguros de que Él siempre es fiel.
La historia de nuestra fe está llena de evidencias que Dios nos da para creer sin ver. Que cada una de estas evidencias fortalezca nuestra fe y nos inspire a vivir confiados en las promesas de Dios, viendo más allá de lo visible y sosteniéndonos en la certeza de su amor eterno.
Los.materiales son de mucha bendición completos y con mas amplia explicación.
Bendiciones por este ministerio.
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