La presente investigación tiene como objetivo analizar una referencia que hace Elena G. de White al texto de Juan 14:16-17 (ver imagen de portada), la cual ha sido interpretada por algunos como una evidencia de que, según sus escritos, Cristo y el Espíritu Santo serían la misma persona. En este estudio examinaremos cuidadosamente el contexto en el que se menciona este pasaje bíblico en los escritos de Elena de White, así como las interpretaciones y posturas que surgieron posteriormente.
Contenido de la imagen de portada:
¿QUÉ ES EL OTRO CONSOLADOR?
«Y yo rogaré al Padre, y os dará otro consolador, para que esté con vosotros para siempre: el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros» Juan 14:16,17. Esto se aplica a la omnipresencia del Espíritu de Cristo, llamado el consolador.» (Elena de White, Manuscript releases, vol. 14, pag. 179). La imagen también incluye un retrato de Ellen G. White.
Lo que que se hará a continuación:
(1) Verificar la autenticidad y el contexto de la cita atribuida a Elena de White en «Manuscript Releases, vol. 14, pág. 179», buscando el texto original en fuentes confiables de sus escritos.
(2) Analizar el pasaje bíblico citado (Juan 14:16-17) en su contexto original dentro del Evangelio de Juan, examinando el significado de «otro Consolador» (parakletos) y las características atribuidas a él.
(3) Investigar la interpretación específica que Elena de White da en la cita proporcionada, prestando atención a la frase «Esto se aplica a la omnipresencia del Espíritu de Cristo, llamado el consolador».
(4) Explorar otras enseñanzas de Elena de White sobre la naturaleza del Espíritu Santo, la Deidad (Trinidad) y la relación entre Cristo y el Espíritu Santo para obtener una comprensión más amplia de su teología sobre este tema.
(5) Comparar la interpretación de Elena de White en esta cita con las interpretaciones teológicas predominantes dentro del cristianismo sobre la identidad del Consolador mencionado en Juan 14.
(6) Examinar cómo la Iglesia Adventista del Séptimo Día interpreta oficialmente este pasaje y la naturaleza del Espíritu Santo.
(7) Sintetizar los hallazgos para determinar si, según la cita específica y el contexto más amplio de los escritos de Elena de White, «el otro consolador» se identifica como el Espíritu Santo (tercera persona divina) o como una manifestación del Espíritu de Cristo.
Análisis Teológico del «Otro Consolador» en Juan 14:16-17 según Elena G. White
Introducción
La interpretación teológica de la naturaleza y la identidad del Espíritu Santo, particularmente en relación con la figura de Jesucristo, ha sido un tema de profundo estudio y debate a lo largo de la historia cristiana. Dentro del adventismo del séptimo día, los escritos de Elena G. White (EGW) ocupan un lugar significativo, aunque su interpretación sobre la Deidad, y específicamente sobre el Espíritu Santo, ha generado discusiones. El presente análisis se centra en una cita específica atribuida a EGW en Manuscript Releases, vol. 14, pág. 179, que aborda la identidad del «otro Consolador» prometido por Jesús en Juan 14:16-17. La cita en cuestión afirma: «Y yo rogaré al Padre, y os dará otro consolador, para que esté con vosotros para siempre: el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros» Juan 14:16,17. Esto se aplica a la omnipresencia del Espíritu de Cristo, llamado el consolador.»
Esta declaración parece identificar al Consolador directamente con «la omnipresencia del Espíritu de Cristo», lo que plantea la pregunta central de este informe: ¿Identifica esta cita, y la teología más amplia de EGW, al «otro Consolador» como el Espíritu Santo en cuanto Tercera Persona distinta de la Deidad, o como una manifestación del propio Espíritu de Cristo?
Para abordar esta cuestión, este informe seguirá una metodología rigurosa: primero, se verificará la autenticidad y el contexto preciso de la cita atribuida a EGW; segundo, se realizará una exégesis del pasaje bíblico de Juan 14:16-17 en su contexto original; tercero, se analizará la interpretación específica de EGW en la cita proporcionada; cuarto, se explorará la pneumatología más amplia de EGW a través de otros de sus escritos relevantes; quinto, se examinarán las interpretaciones alternativas y los debates existentes sobre la visión de EGW; sexto, se comparará su perspectiva con la teología cristiana predominante; séptimo, se considerará la postura oficial de la Iglesia Adventista del Séptimo Día; y finalmente, se sintetizarán los hallazgos para ofrecer una conclusión matizada sobre la identidad del Consolador según la perspectiva de Elena G. White reflejada en esta cita y en el conjunto de su obra. El objetivo es determinar, con la mayor precisión posible basada en la evidencia textual y contextual, si EGW identifica al Consolador como la Tercera Persona divina o como el Espíritu de Cristo.
Verificación y Contexto de la Cita de Elena G. White
La verificación de la autenticidad y el contexto de la cita es fundamental para una interpretación precisa. La referencia proporcionada («Elena de White, Manuscript releases, vol. 14, pag. 179») requiere una comprobación cuidadosa en las fuentes primarias.
La investigación en los archivos digitales de los escritos de Elena G. White revela que la cita exacta se encuentra efectivamente en Manuscript Releases, volumen 14, pero no en la página 179 como se indica en la consulta original. La página 179 de este volumen contiene una carta diferente, fechada el 8 de julio de 1904, dirigida a Elder y Mrs. E. R. Palmer, que sí trata sobre el Consolador como «el Espíritu de Cristo» pero no incluye la frase específica sobre la «omnipresencia».
La cita exacta sobre la «omnipresencia del Espíritu de Cristo» proviene de una carta anterior, fechada el 11 de junio de 1891, dirigida a un «Hermano Chapman» (Brother Chapman). Esta carta está catalogada como Manuscrito 1107 y se encuentra publicada en Manuscript Releases, vol. 14, comenzando en la página 175.
El contexto de esta carta es crucial. El Hermano Chapman había escrito a EGW expresando su frustración porque se le impedía predicar debido a sus puntos de vista teológicos particulares. Específicamente, Chapman sostenía que el Espíritu Santo no era el Espíritu de Dios (que él identificaba con Cristo), sino el ángel Gabriel, y que los 144,000 serían judíos que aceptarían a Jesús como Mesías.
La respuesta de EGW a Chapman es multifacética. Primero, le insta a buscar la unidad con sus hermanos, enfatizando la importancia del acuerdo en las verdades fundamentales y advirtiéndole contra la insistencia en puntos menores o «secundarios» que causan división. Luego, aborda directamente las ideas de Chapman:
- Rechazo de las ideas de Chapman: EGW declara explícitamente: «Sus ideas sobre los dos temas que menciona no armonizan con la luz que Dios me ha dado».
- La naturaleza misteriosa del Espíritu Santo: Inmediatamente después, EGW escribe: «La naturaleza del Espíritu Santo es un misterio no claramente revelado, y usted nunca podrá explicarlo a otros porque el Señor no se lo ha revelado a usted». Esta afirmación sirve como una corrección a la certeza de Chapman al identificar al Espíritu con Gabriel, subrayando los límites del conocimiento humano sobre la esencia divina.
- Innecesariedad de una definición precisa: EGW continúa: «No es esencial para usted saber y poder definir exactamente qué es el Espíritu Santo». Esto refuerza la idea de que la especulación sobre la naturaleza íntima del Espíritu no es un requisito para la salvación y puede desviar de verdades más vitales.
- Identificación bíblica del Espíritu: Es en este punto donde EGW introduce la cita de Juan 14:16-17: «Cristo nos dice que el Espíritu Santo es el Consolador, y el Consolador es el Espíritu Santo, ‘el Espíritu de verdad, que el Padre enviará en Mi nombre.’ ‘Yo rogaré al Padre, y Él os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre; el Espíritu de verdad; al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce: pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros'».
- La frase clave: Inmediatamente después de citar Juan 14:16-17, EGW añade la frase objeto de este análisis: «Esto se refiere a la omnipresencia del Espíritu de Cristo, llamado el Consolador«.
- Función del Espíritu: Continúa citando Juan 16:12-13 sobre el Espíritu guiando a toda verdad.
- Reprimenda a la interpretación de Chapman: EGW concluye su sección sobre el Espíritu Santo advirtiendo a Chapman que sus interpretaciones bíblicas para sostener su posición «no son sólidas» y que su construcción de las Escrituras no es correcta.
Por lo tanto, la cita sobre la «omnipresencia del Espíritu de Cristo» es auténtica, pero debe entenderse dentro de su contexto específico de 1891: una respuesta pastoral y correctiva a un individuo que sostenía una visión herética (identificar al Espíritu Santo con un ángel) y causaba división. EGW refuta la idea de Chapman vinculando al Consolador prometido directamente con Cristo a través de Su Espíritu omnipresente, al tiempo que afirma la naturaleza misteriosa del Espíritu y desaconseja las definiciones especulativas y no esenciales. Esta declaración temprana debe ser evaluada a la luz de sus escritos posteriores sobre el tema.
Exégesis de Juan 14:16-17
El pasaje central en cuestión, Juan 14:16-17, forma parte del Discurso de Despedida de Jesús a sus discípulos la noche antes de su crucifixión. El contexto es de consuelo y preparación para su partida física.
- «Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador…» (v. 16a): Jesús promete interceder ante el Padre para enviar un sucesor. La palabra clave aquí es «Consolador», traducción del griego parakletos (παράκλητος). Este término tiene un rico campo semántico: «uno llamado al lado de otro» para ayudar, defender, aconsejar, interceder o consolar. Funciona como un abogado defensor, un ayudador o un consejero en momentos de necesidad.
- «…otro Consolador…» (v. 16a): La palabra griega para «otro» aquí es allos (ἄλλος), que significa «otro del mismo tipo o calidad», en contraste con heteros (ἕτερος), que significaría «otro de diferente tipo». Esto implica que el Consolador venidero será como Jesús en naturaleza y función, aunque distinto en persona. Jesús mismo había sido el primer parakletos para sus discípulos durante su ministerio terrenal. El Espíritu Santo continuará esa misma obra de ayuda y guía divina.
- «…para que esté con vosotros para siempre» (v. 16b): A diferencia de la presencia física y temporal de Jesús, la presencia del Consolador será permanente.
- «…el Espíritu de verdad…» (v. 17a): Se identifica al Consolador como el «Espíritu de verdad». Su función será guiar a los discípulos a toda la verdad (Juan 16:13) y testificar de Jesús (Juan 15:26).
- «…al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce…» (v. 17b): La recepción del Espíritu está condicionada a una relación de fe con Cristo, inaccesible para el «mundo» (aquellos en oposición a Dios).
- «…pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros» (v. 17c): Jesús establece una distinción temporal y de modo de presencia. El Espíritu ya «mora con» (παρ’ ὑμῖν μένει – par’ hymin menei) los discípulos, probablemente refiriéndose a la presencia del Espíritu en y a través de Jesús mismo. Pero promete que «estará en» (ἐν ὑμῖν ἔσται – en hymin estai) ellos de una manera nueva e íntima después de la partida de Jesús, refiriéndose a la inhabitación personal del Espíritu en los creyentes.
La exégesis estándar dentro del cristianismo histórico y mayoritario interpreta este pasaje como la promesa de Jesús de enviar al Espíritu Santo, la Tercera Persona de la Trinidad, como un Ayudador divino distinto del Padre y del Hijo, pero de la misma naturaleza divina, para continuar la obra de Cristo en y a través de los creyentes tras su ascensión. El uso de allos y los pronombres personales masculinos (en griego) para referirse al Espíritu (pneuma, que es neutro) en los capítulos 14-16 de Juan refuerzan la comprensión del Espíritu como una persona divina distinta.
La Pneumatología Más Amplia de Elena G. White
Para comprender adecuadamente la cita de 1891, es indispensable examinar la enseñanza global de Elena G. White sobre el Espíritu Santo, la Deidad y la relación entre Cristo y el Espíritu, reconociendo la evolución en su pensamiento y expresión a lo largo de su ministerio.
A. Evolución del Pensamiento
Los primeros escritos de EGW, así como los de muchos pioneros adventistas, reflejan una comprensión no trinitaria o semi-ariana de la Deidad. En este contexto inicial, el Espíritu Santo era a menudo entendido no como una persona divina distinta, sino como una «manifestación de la presencia o poder del Padre o del Hijo». Se enfatizaba la personalidad separada y distinta del Padre y del Hijo, y para muchos, la idea de personalidad requería una forma material, lo que dificultaba concebir un Espíritu omnipresente como persona. Durante este período, EGW misma describió la naturaleza del Espíritu Santo como un «misterio no claramente revelado» (como en la carta a Chapman de 1891) y aconsejó cautela.
Sin embargo, a partir de la década de 1890, los escritos de EGW muestran un desarrollo significativo y una articulación más explícita de la personalidad y deidad del Espíritu Santo. Este cambio no parece haber sido abrupto ni resultado de una visión específica, sino una clarificación progresiva arraigada en su estudio de las Escrituras y su experiencia espiritual.
B. Declaraciones Clave sobre la Personalidad y Deidad del Espíritu
Varias declaraciones posteriores a 1891 son cruciales para entender la posición madura de EGW:
- «Él personifica a Cristo, pero es una personalidad distinta» (1893): En una carta de 1893, Elena G. de White escribió: «Se da muy poca importancia a la obra de la influencia del Espíritu Santo sobre la iglesia… El Espíritu Santo es el Consolador, en el nombre de Cristo. Él personifica a Cristo, pero es una personalidad distinta». Esta afirmación es fundamental. Reconoce la función representativa del Espíritu (personifica a Cristo), pero al mismo tiempo afirma con claridad su individualidad como persona divina y su distinción como miembro de la Deidad.
- «Tercera Persona de la Deidad» (1896, 1898): En 1896, EGW escribió su declaración más temprana y clara sobre el Espíritu como Persona dentro de la Deidad: «El mal se había estado acumulando durante siglos, y sólo podía ser restringido y resistido por el gran poder del Espíritu Santo, la Tercera Persona de la Deidad, que vendría sin energía modificada, sino en la plenitud del poder divino». Esta frase fue incluida, con ligera modificación, en su influyente libro El Deseado de Todas las Gentes (1898). El término «Tercera Persona» sitúa claramente al Espíritu Santo como un miembro distinto y divino de la Deidad.
- «Tan persona como Dios es persona» (1899): Hablando a estudiantes en Australia, EGW dijo: «Necesitamos comprender que el Espíritu Santo… es una persona, tan ciertamente como Dios es una persona». Esta comparación directa subraya la realidad personal y la divinidad del Espíritu en igualdad con el Padre. Esta afirmación cobra especial relevancia en el contexto de la controversia con J. H. Kellogg, cuyas ideas panteístas tendían a despersonalizar a Dios. Al afirmar la personalidad del Espíritu de manera tan enfática, EGW reforzaba la personalidad de todos los miembros de la Deidad frente a teorías que los reducían a esencias impersonales.
- «Tres personas vivientes del trío celestial» (1906): En escritos posteriores, EGW se refirió a «tres personas vivientes del trío celestial» y a los creyentes siendo bautizados en el nombre de «estos tres grandes poderes: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo».
- Otras designaciones trinitarias: Utilizó también expresiones como «tres grandes dignatarios personales del cielo» (1901) y «los tres seres más santos del cielo» (1906) , indicando consistentemente la existencia de tres entidades divinas personales distintas.
C. El Espíritu como Representante de Cristo y como Él Mismo
Una aparente tensión surge de declaraciones donde EGW parece identificar al Espíritu muy cercanamente con Cristo. Un ejemplo notable es una carta de 1895 donde escribió: «Obstaculizado por la humanidad, Cristo no podía estar en todo lugar personalmente; por lo tanto, fue para ventaja de ellos que Él los dejara, fuera a Su Padre y enviara el Espíritu Santo para ser Su sucesor en la tierra. El Espíritu Santo es él mismo [Cristo], despojado de la personalidad de la humanidad, e independiente de ella. Él se representaría a sí mismo como presente en todo lugar por Su Santo Espíritu, como el Omnipresente».
Los análisis contextuales de esta declaración, realizados por eruditos adventistas y el propio White Estate, argumentan que esta frase no niega la personalidad distinta del Espíritu. La interpretación predominante es que «El Espíritu Santo es él mismo» significa que la presencia del Espíritu es funcionalmente la presencia de Cristo para el creyente. El Espíritu actúa como el «representante» de Cristo (un término que EGW usa en el mismo párrafo y en la versión publicada en El Deseado de Todas las Gentes ). El Espíritu trae la presencia espiritual y el poder de Cristo al creyente, libre de las limitaciones que Jesús tenía en su forma humana («despojado de la personalidad de la humanidad»). La frase subraya la íntima conexión funcional y la unidad de propósito entre Cristo y el Espíritu, sin anular su distinción como persona divina, la cual Elena G. de White afirma en otros escritos, incluso en fechas cercanas a esta carta. El Espíritu representa a Cristo y, en esa capacidad representativa, Su presencia es la presencia de Cristo.
D. Las Declaraciones sobre el «Misterio»
Las afirmaciones de EGW sobre la naturaleza misteriosa del Espíritu Santo, como la de la carta a Chapman de 1891 o la declaración en Los Hechos de los Apóstoles de que «silencio es oro» respecto a misterios demasiado profundos , deben entenderse en su contexto. No son una negación de lo que sí se ha revelado, sino una advertencia contra la especulación humana que va más allá de la revelación bíblica y contra la formulación de teorías erróneas (como la de Chapman identificando al Espíritu con Gabriel o las ideas panteístas de Kellogg). EGW no sugiere que no se pueda saber nada sobre el Espíritu, sino que su esencia íntima y la mecánica de la Deidad trascienden la plena comprensión humana y no deben ser objeto de definiciones dogmáticas que carezcan de fundamento revelado. Estas declaraciones de misterio no anulan sus afirmaciones posteriores y claras sobre la personalidad y deidad del Espíritu como la Tercera Persona.
E. Implicaciones de la Evolución Teológica
La trayectoria de los escritos de EGW sobre el Espíritu Santo sugiere una comprensión que se desarrolló y clarificó con el tiempo. Sus declaraciones posteriores, más explícitas y consistentes con una visión trinitaria (personalidad distinta, Tercera Persona, tan persona como Dios), deben considerarse como su perspectiva madura y definitiva sobre el tema. La interpretación de sus escritos requiere una armonización que reconozca esta progresión, diferenciando entre declaraciones funcionales (cómo actúa el Espíritu, por ejemplo, representando a Cristo) y declaraciones que describen su identidad y naturaleza (por ejemplo, como una persona divina distinta). Forzar las declaraciones posteriores a la luz de las anteriores o viceversa, sin considerar el contexto y el desarrollo, lleva a interpretaciones conflictivas. La tensión interpretativa surge precisamente cuando no se distingue entre la descripción de la función del Espíritu (mediar la presencia de Cristo) y la afirmación de quién es Él en sí mismo: una Persona divina distinta.
Interpretaciones Alternativas y Debates
A pesar de la evidencia de una evolución hacia una postura trinitaria en los escritos posteriores de EGW, existen interpretaciones alternativas dentro del adventismo que sostienen una visión no trinitaria, argumentando que EGW nunca abandonó la perspectiva de los pioneros. Estos puntos de vista a menudo se centran en:
- Énfasis en la cita de 1891: Se toma la frase «Esto se refiere a la omnipresencia del Espíritu de Cristo, llamado el Consolador» como la clave hermenéutica para interpretar todas las demás declaraciones de EGW sobre el Espíritu. Se argumenta que el Consolador es, fundamentalmente, el Espíritu propio de Cristo manifestado de forma omnipresente.
- Interpretación funcional de «personalidad distinta»: La frase «personalidad distinta» (1893) se interpreta no como una separación de naturaleza o identidad, sino como una diferencia en la manifestación o función. El Espíritu opera de manera distinta a como lo hizo Cristo en su humanidad, pero sigue siendo el Espíritu de Cristo. Se argumenta que «personalidad», en el siglo XIX, podía referirse a un rol o carácter, no necesariamente a una identidad individual separada.
- Interpretación de «Tercera Persona»: El término «Tercera Persona de la Deidad» se interpreta como una referencia a la tercera manifestación o agencia del poder divino en el plan de salvación, no a un tercer ser divino co-igual. Se señala que EGW nunca usó «primera persona» o «segunda persona».
- Énfasis en la identidad Espíritu = Espíritu de Cristo: Se recopilan numerosas citas donde EGW habla del Espíritu Santo como el «Espíritu de Cristo», Su «propio Espíritu», Su «representante», o donde la presencia del Espíritu equivale a la presencia de Cristo. Se argumenta que estas identificaciones directas deben prevalecer sobre términos como «Tercera Persona».
- Apelación a los pioneros: Se subraya la postura no trinitaria de los pioneros adventistas y se argumenta que EGW permaneció en armonía con ellos, y que las interpretaciones trinitarias posteriores son una desviación.
Frente a estas interpretaciones, la perspectiva trinitaria adventista, apoyada por el Ellen G. White Estate y la investigación académica predominante en la iglesia, responde enfatizando:
- El peso de las declaraciones posteriores y explícitas: Se argumenta que las afirmaciones claras y repetidas de EGW desde mediados de la década de 1890 sobre la personalidad distinta, la deidad y el estatus de «Tercera Persona» del Espíritu Santo representan su visión madura y deben tener prioridad interpretativa.
- El contexto de las citas tempranas: Se reitera que la cita de 1891 fue una respuesta específica a una herejía particular y no una declaración completa sobre la identidad o naturaleza divina del Espíritu Santo.
- La evidencia manuscrita: Se ha demostrado que las declaraciones trinitarias clave existen en los manuscritos originales de EGW, refutando las acusaciones de alteración posterior.
- La distinción entre función e identidad divina: Se insiste en que describir al Espíritu como representante de Cristo o mediador de Su presencia (función) no niega su existencia como una persona divina distinta (identidad y naturaleza propia dentro de la Deidad).
- El significado de «persona» y «personalidad»: Si bien el uso del siglo XIX puede tener matices, frases como «tan persona como Dios es persona» en el contexto de la controversia con Kellogg indican fuertemente una afirmación de individualidad y ser personal.
Estos debates reflejan la complejidad inherente a la interpretación de un corpus extenso de escritos producidos a lo largo de muchas décadas y en diversos contextos teológicos.
Comparación con la Teología Cristiana Mayoritaria
La doctrina cristiana ortodoxa de la Trinidad, formulada a lo largo de los primeros siglos de la iglesia y expresada en credos como el Niceno-Constantinopolitano, afirma la existencia de un solo Dios (monoteísmo) que subsiste eternamente en tres Personas co-iguales y co-eternas: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Estas tres Personas son distintas (no son modos o manifestaciones de una única persona), pero comparten la misma esencia, sustancia o naturaleza divina (no son tres dioses). El Espíritu Santo es entendido como plenamente Dios, personal, distinto del Padre y del Hijo, procediendo eternamente del Padre (y del Hijo, en la tradición occidental).
Al comparar la pneumatología madura de Elena G. White (especialmente a partir de los años 1890) con esta visión mayoritaria, se observan importantes puntos de convergencia:
- Personalidad Distinta: EGW afirma claramente que el Espíritu Santo es una «personalidad distinta» y una «persona».
- Plena Deidad: Lo identifica como la «Tercera Persona de la Deidad» , «tan persona como Dios es persona» , y un «ser divino» , implicando su plena naturaleza divina.
- Co-igualdad (implícita): Aunque no usa explícitamente el término «co-igual», su referencia al Espíritu como «Tercera Persona» y «tan persona como Dios» lo sitúa en paridad divina con el Padre y el Hijo dentro del «trío celestial».
- Función como Consolador: Concuerda con la visión bíblica y tradicional del Espíritu como el Consolador (parakletos) prometido por Cristo.
Sin embargo, también existen matices y diferencias en el énfasis o lenguaje:
- Terminología Filosófica: EGW generalmente evita los términos filosóficos abstractos como «sustancia» (ousia) o «esencia» que fueron centrales en los debates conciliares. Su lenguaje es más bíblico y relacional.
- Énfasis en las Personalidades: Pone un fuerte énfasis en las «personalidades» distintas y las relaciones interpersonales dentro de la Deidad, describiéndolos como «tres personas vivientes», «dignatarios personales», «seres». Esto contrasta con algunas formulaciones trinitarias que podrían percibirse como más abstractas.
- Naturaleza Corpórea (Padre/Hijo): Su descripción del Padre y el Hijo poseyendo formas personales y tangibles difiere de la teología clásica que a menudo enfatiza la incorporeidad divina, aunque esto debe entenderse en el contexto de su lucha contra el panteísmo que disolvía la personalidad de Dios.
- Enfoque Práctico: Su interés principal a menudo reside en las implicaciones prácticas y experienciales de la doctrina de la Deidad para la vida del creyente y la iglesia, más que en la especulación teológica fina.
En resumen, la pneumatología posterior de EGW se alinea sustancialmente con la comprensión trinitaria ortodoxa en cuanto a la personalidad distinta y la plena deidad del Espíritu Santo como Tercera Persona, aunque expresada predominantemente en lenguaje bíblico y relacional en lugar de terminología filosófica o estrictamente credal.
Posición Oficial de la Iglesia Adventista del Séptimo Día
La postura oficial actual de la Iglesia Adventista del Séptimo Día (IASD) sobre el Espíritu Santo es inequívocamente trinitaria y se articula principalmente en su declaración de Creencias Fundamentales.
A. Creencia Fundamental #5: El Espíritu Santo
La quinta creencia fundamental de la IASD establece:
«Dios el Espíritu eterno intervino activamente con el Padre y el Hijo en la Creación, la Encarnación y la Redención. Inspiró a los autores de las Escrituras. Infundió poder a la vida de Cristo. Atrae y convence a los seres humanos; y, a los que responden, los renueva y transforma a imagen de Dios. Enviado por el Padre y el Hijo para estar siempre con sus hijos, concede dones espirituales a la iglesia, la capacita para dar testimonio en favor de Cristo y, en armonía con las Escrituras, la guía a toda la verdad.» (Nota: Algunas versiones en inglés incluyen la frase «He is as much a person as are the Father and the Son» , que refuerza explícitamente la personalidad co-igual del Espíritu).
Esta declaración afirma claramente la eternidad, deidad, personalidad («Dios el Espíritu eterno», «Él inspiró», «Él atrae») y actividad coordinada del Espíritu con el Padre y el Hijo en la historia de la salvación.
B. Interpretación Oficial de Juan 14 y el Consolador
La interpretación oficial de la IASD identifica sin ambigüedades al «otro Consolador» (parakletos) prometido por Jesús en Juan 14:16-17 como el Espíritu Santo, la Tercera Persona distinta de la Deidad. Se entiende que Jesús, el primer Consolador, prometió enviar «otro» Ayudador de la misma naturaleza divina para tomar Su lugar y ser la presencia personal de Dios con los creyentes después de Su ascensión.
C. Reconocimiento del Desarrollo Histórico
La iglesia reconoce oficialmente que su postura trinitaria actual representa un desarrollo y una clarificación respecto a las diversas opiniones, predominantemente no trinitarias o semi-arianas, sostenidas por muchos de sus pioneros en el siglo XIX. La adopción formal de una declaración de creencias explícitamente trinitaria ocurrió relativamente tarde en la historia de la denominación, culminando en la votación de las 27 Creencias Fundamentales (ahora 28) en la Sesión de la Conferencia General de 1980. Declaraciones de fe anteriores eran menos explícitas o no abordaban detalladamente la personalidad del Espíritu. La iglesia también reconoce la existencia continua de perspectivas no trinitarias entre algunos miembros, que a menudo apelan a los escritos de los pioneros y a interpretaciones alternativas de EGW.
D. Implicaciones de la Postura Oficial
La adopción oficial de la doctrina de la Trinidad, y específicamente la afirmación de la personalidad co-igual del Espíritu Santo («tan persona como son el Padre y el Hijo» ), tiene implicaciones significativas. Por un lado, alinea a la iglesia con la comprensión trinitaria predominante en el cristianismo y con las declaraciones más claras y tardías de Elena G. White. La formulación específica parece diseñada para contrarrestar directamente las interpretaciones no trinitarias, tanto históricas como contemporáneas, que ven al Espíritu como una mera influencia o poder impersonal, estableciendo una clara igualdad en divinidad y autoridad con el Padre y el Hijo dentro de la Deidad tal como la revela la Escritura.
Por otro lado, esta postura oficial genera una tensión dinámica dentro de una denominación que valora enormemente su herencia histórica y los escritos de sus pioneros. Dado que muchos pioneros influyentes mantuvieron puntos de vista no trinitarios , la posición actual requiere una cuidadosa navegación teológica e histórica para reconciliar la doctrina oficial con las perspectivas fundacionales. Esta tensión alimenta debates continuos sobre la naturaleza de la revelación progresiva, la autoridad relativa de los pioneros frente a la comprensión posterior (incluida la de EGW), y la interpretación del propio desarrollo teológico de EGW.
Síntesis y Conclusión
El análisis de la cita de Elena G. White de 1891, el pasaje bíblico de Juan 14:16-17, la pneumatología más amplia de EGW, los debates interpretativos y la postura oficial de la Iglesia Adventista del Séptimo Día arroja luz sobre la compleja cuestión de la identidad del «otro Consolador». La cita de 1891, verificada y situada en su contexto como una respuesta correctiva a las ideas erróneas del Hermano Chapman, identifica funcionalmente al Consolador con «la omnipresencia del Espíritu de Cristo». Esta formulación temprana, aunque auténtica, debe entenderse a la luz de la advertencia simultánea de EGW sobre el misterio de la naturaleza del Espíritu y su rechazo a la especulación definitoria innecesaria.
La exégesis de Juan 14:16-17 revela la promesa de Jesús de enviar «otro Consolador» (allos parakletos), uno de la misma naturaleza divina pero personalmente distinto a Él, identificado como el Espíritu de Verdad, cuya presencia sería permanente e interna para los creyentes. Esta descripción se alinea fuertemente con la comprensión del Espíritu Santo como la Tercera Persona de la Deidad.
La exploración de los escritos más amplios de Elena G. White revela una clara evolución en su comprensión y articulación de la doctrina del Espíritu Santo. Mientras que sus primeras declaraciones y las de los pioneros adventistas tendían hacia una visión no trinitaria, sus escritos a partir de la década de 1890 afirman de manera creciente y explícita la personalidad distinta y la plena deidad del Espíritu Santo, refiriéndose a Él como la «Tercera Persona de la Deidad», «tan persona como Dios es persona» y parte de los «tres poderes», «tres personas vivientes» y «tres dignatarios personales» del cielo. Estas afirmaciones posteriores, a menudo hechas en contextos de controversia teológica como la crisis panteísta de Kellogg, representan su postura teológica madura.
Aunque existen interpretaciones no trinitarias persistentes que enfatizan las declaraciones tempranas de EGW o interpretan funcionalmente sus afirmaciones posteriores sobre la personalidad, la evidencia preponderante del conjunto de sus escritos, especialmente los posteriores a 1891, indica que llegó a identificar al «otro Consolador» no simplemente como una manifestación del Espíritu de Cristo, sino como el Espíritu Santo, una Persona divina distinta y co-igual dentro de la Deidad. La declaración de 1891, por lo tanto, se interpreta mejor como una explicación funcional y contextualmente específica, realizada antes de que su articulación completa de la personalidad distinta del Espíritu se cristalizara, y diseñada para corregir un error específico (la identificación del Espíritu con Gabriel) enfatizando la conexión del Espíritu con la presencia mediadora de Cristo. La armonización de sus escritos sugiere que su claridad posterior sobre la identidad divina y personal del Espíritu informa la comprensión de la función descrita anteriormente.
La complejidad del lenguaje de EGW, a veces describiendo al Espíritu como representante de Cristo y otras como «Él mismo», junto con sus propias advertencias sobre el misterio de la Deidad, subraya las limitaciones del lenguaje humano para capturar plenamente las realidades divinas y explica en parte la continuación del debate interpretativo. Su enfoque a menudo priorizaba la experiencia vivida de la relación con el Padre, el Hijo y el poder habilitador del Espíritu sobre la precisión teológica especulativa.
En conclusión, basándose en el peso de la evidencia textual a lo largo de su ministerio, especialmente desde mediados de la década de 1890 en adelante, Elena G. White llegó a comprender y enseñar que el «otro Consolador» de Juan 14 es el Espíritu Santo, la Tercera Persona distinta de la Deidad, co-eterna y plenamente divina, que actúa como representante de Cristo y medio de Su presencia espiritual para los creyentes. La cita específica de 1891, aunque auténtica, representa un punto anterior en su expresión teológica, moldeado por su contexto inmediato, y no debe considerarse aisladamente como su declaración definitiva sobre la naturaleza divina y personal del Consolador. La postura oficial actual de la Iglesia Adventista del Séptimo Día refleja esta comprensión trinitaria madura encontrada en los escritos posteriores de Elena G. de White.
Fuentes usadas en el informe:
🌐 Fuentes Adventistas Oficiales
- adventist.org
- What Adventists Believe About God the Holy Spirit
- 28 Fundamental Beliefs
- adventist.news
- God the Holy Spirit | Adventist News Network
- adventistbiblicalresearch.org
- The Biblical Concept of God in the Writings of Ellen G. White
- adventistfaith.com
- Fundamental Belief Number 5: The Holy Spirit – Pacific Union Conference
- interamerica.org
- Belief #5: God the Holy Spirit – Seventh-day Adventist Church – Inter-American Division
- balham.adventistchurch.org.uk
- Beliefs – Balham Seventh-Day Adventist Community Church
- pastortedwilson.org
- What is the Adventist Church’s stance on the Trinity?
🔹 Universidades oficiales (Andrews University)
- andrews.edu
- Unraveling the Historical Threads: The SDA Church’s Journey with the Trinity
- The 28 Doctrines of the Seventh-day Adventist Church Concepts for Children
- Ellen G. White and the Trinity
- digitalcommons.andrews.edu
- The Trinity in Seventh-day Adventist History
- Power or Person: Nature of the Holy Spirit
- The Living Temple by John Harvey Kellogg & Lessons of Leadership from Ellen White
- The Reception of Ellen G. White’s Trinitarian Statements by Her Contemporaries
- The Quest for a Biblical Trinity: Ellen White’s «Heavenly Trio»…
- The Relationship Between John Harvey Kellogg’s Living Temple and Ellen G. White’s Ministry of Healing
🔹 Publicaciones oficiales
- adventistreview.org
- The Personhood and Divinity of the Holy Spirit
- Adventist Anti-trinitarianism And Alexandrian Theology
- ministrymagazine.org
- Ellen White and the Personhood of the Holy Spirit
- The Trinity in Seventh-day Adventist History
- ssnet.org
- God the Holy Spirit – Adventist Fundamental Belief 5
- record.adventistchurch.com
- Anti-Trinitarianism and Adventist Identity
- askanadventistfriend.com
- What Adventists Believe About the Trinity
- What Do Seventh-day Adventists Believe?
- sdanet.org
- E. GANE M.A. Thesis: Ellen G. White on the Personality and Deity of the Holy Spirit
- Heresy or Hopeful Sign? Early Adventists’ Struggle…
🔹 Archivos oficiales de Ellen G. White
- m.egwwritings.org
- Manuscript Releases, vol. 14 / 20
- Ellen White’s Trinitarian Statements
- Lt 7, 1891
- Ellen White: Woman of Vision
- Messenger of the Lord
- Evangelism
- whiteestate.org
- Third Person of the Godhead, Feb. 15 – The Faith I Live By
- The Godhead
- Trinity