Yom Kippur: sábado de los sábados, Día del Juicio Final.

El 4 de octubre de 2022 del calendario gregoriano coincide con el décimo día del mes judío de Tishrei; Día de la Expiación.

EL DÍA DE EXPIACIÓN, o Yom Kippur, como se revela en Levítico 16, es el rito más solemne del Antiguo Testamento. Está deliberadamente inserto en el centro del libro de Levítico, que en sí mismo está en el centro de los cinco libros de Moisés [el Pentateuco], a fin de ayudar a ilustrar el carácter “santísimo” de este rito. También se lo llama sábado de los sábados (Lev. 16:31; “día de completo reposo”, NVI; “día de descanso completo”, BJ), el día que requiere el cese de todo trabajo, que era una fiesta anual israelita. Este hecho pone al día dentro del concepto del sábado: un tiempo para descansar en lo que Dios, como Creador y Redentor, hizo (y lo que hará) por nosotros.

Yom Kippur es el día más sagrado del año en el judaísmo, siendo sus temas centrales la expiación y el arrepentimiento. Tradicionalmente, los judíos celebran este día sagrado con un ayuno de un día de duración y una intensa oración, pasando a menudo la mayor parte del día en los servicios de la sinagoga.

El nombre de Yom Kippur se basa en el versículo bíblico: «…A los diez días de este mes séptimo, será el día de kippurim» (Levítico 23:27). La traducción literal de kippurim es limpieza o expiación. Yom Kippur es un día para expiar las faltas y quedar limpio y purificado de ellas.

Yom Kippur es “el décimo día del séptimo mes” (Tishrei). Rosh Hashanah (llamado en la Torá Yom Teruah) es el primer día de ese mes según el calendario hebreo y el primer día del año agrícola. Yom Kippur completa el período anual conocido en el judaísmo como Yamim Nora’im («Días Terribles») que comienza con Rosh Hashanah.

Según la tradición judía, en Rosh Hashaná Dios inscribe el destino de cada persona para el año siguiente en un libro, el Libro de la Vida, y espera hasta Yom Kippur para «sellar» el veredicto. Durante los Días Terribles, el judío trata de enmendar su conducta y buscar el perdón por los errores cometidos contra Dios (“bein adam laMakom”) y contra otros seres humanos (‘bein adam lejaveró”).

Cómo comenzó: según la tradición judía, los orígenes del Yom Kipur se remontan a la época de Moisés, después de que el pueblo de Israel realizó su éxodo desde Egipto. Cuando llegaron al Monte Sinaí, Moisés recibió los Diez Mandamientos de Dios. Cuando Moisés bajó de la montaña, encontró a la gente adorando a un becerro de oro. Moisés destruyó las tabletas con ira, pero la gente expió su pecado, por lo que Dios los perdonó.

Cómo se practica: es un día de ayuno, arrepentimiento y adoración. Además de abstenerse de comer y beber, los judíos observantes no se bañan durante la festividad, no usan zapatos de cuero o joyas de oro y no se involucran en la intimidad conyugal.

Los servicios durante el Yom Kipur se llevan a cabo continuamente durante el día e incluyen lecturas de la Torá y la recitación de oraciones que expresan arrepentimiento o piden perdón.

Los servicios del Yom Kipur concluyen con oraciones de cierre y el sonido del shofar, un instrumento musical ceremonial tallado en el cuerno de un carnero.

Levítico 16:32 al 34. ¿Cuál era la tarea principal del sumo sacerdote en el Día de Expiación?

La función principal del sumo sacerdote era mediar entre Dios y el pueblo. Con respecto al Santuario, él administraba el sistema sacrificios y ofrendas y realizaba diversos ritos (Heb. 8:3). Esta tarea en el Día de Expiación era enorme. Realizaba casi cada rito, excepto llevar el macho cabrío por Azazel al desierto, aunque él daba la orden para que lo llevaran.

En el Día de Expiación, el “gran” sacerdote, como también se lo llamaba, llegaba a ser un ejemplo viviente de Cristo. Así como la atención del pueblo de Dios se centraba en el sumo sacerdote, Jesús es el centro exclusivo de nuestra atención. Así como las actividades del sumo sacerdote sobre la Tierra producían la purificación del pueblo, así la obra de Jesús en el Santuario celestial realiza lo mismo para nosotros (Rom. 8:34; 1 Juan 1:9). Así como la única esperanza de la gente en el Día de Expiación era el sumo sacerdote, nuestra única esperanza es Cristo.

“Aunque la sangre de Cristo habría de librar al pecador arrepentido de la condenación de la ley, no había de anular el pecado; este queda registrado en el Santuario hasta la expiación final; así en el símbolo, la sangre de la víctima quitaba el pecado del arrepentido, pero quedaba en el Santuario hasta el día de la expiación” (PP 371).

De acuerdo con Levítico 16:18 al 20, el sumo sacerdote tenía que entrar en el Lugar Santísimo y limpiarlo de las impurezas rituales, las transgresiones y los pecados; él luego transfería todas las iniquidades, todas las transgresiones, y todos los pecados de Israel al macho cabrío vivo y los enviaba, por medio de ese macho cabrío, al desierto. De este modo, todas las faltas morales de Israel desparecían. Esto lograba el propósito principal del Día de Expiación: una purificación moral que iba más allá del perdón. No era necesario un nuevo perdón en ese día. Dios ya había perdonado sus pecados.

Fuentes: CNN , Dia Internacional , El Santuario

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