Definitivamente que vivimos en un mundo cambiante, pero esos cambios están relacionados al dinero. Y como todo baila con el dinero, también la forma de hacer evangelismo ha cambiado, y hoy nos encontramos en la era de la farándula cristiana..
El detalle es que la farándula es profesión, entorno y mundo de los actores y demás profesionales del teatro y otras artes escénicas, es decir, «la profesión de los farsantes». El arte del engaño.
Parece que ya no es suficiente con presentar el mensaje tal como lo hacia Jesucristo, ahora hay que presentarlo según dicen muchos: «de una forma entretenida, que llamen la atención», convirtiendo el pulpito en un escenario de dramatizaciones que tienden al entretenimiento, apelando a las emociones antes que al convencimiento por la misma palabra. Parecen haber olvidado las palabras de Pablo: «y ni mi palabra ni mi predicación fue con palabras persuasivas de humana sabiduría, sino con demostración del Espíritu y de poder». 1 Cor. 2:4
Que el Señor nos ayude a presentar su palabra tal como es, sin minimizarla y sin exagerarla, sin tener que disfrazarnos y sin tener que entretener a nadie. «No queremos hermanos motivados, queremos hermanos convencidos de la obra que se está haciendo»