Elon Musk compra Twitter por 44 mil millones de euros.
Cuando Elon Musk presentó su oferta ante la Comisión de Bolsa y Valores de EE.UU. —comúnmente conocida como la SEC— , dijo: «Invertí en Twitter porque creo en su potencial para ser una plataforma para la libertad de expresión en todo el mundo, y creo que la libertad de expresión es un imperativo social para una democracia que funcione… Sin embargo, desde que hice mi inversión me he dado cuenta de que la empresa no prosperará ni cumplirá con este imperativo social en su forma actual. Twitter necesita transformarse como empresa privada».
“La libertada de expresión es el fundamento de la democracia y Twitter es la plaza pública digital que es vital para el debatir el futuro de la humanidad”, señaló Musk. Y ya lanzó un tuit en el que evidenció la polarización de la red social: “Espero que mis críticos más radicales continúen en Twitter, porque es lo que significa la libertad de expresión”
Tras las elecciones presidenciales de Estados Unidos en 2016, y las investigaciones que probaron que el Kremlin manipuló Twitter y otras redes sociales para perjudicar a Hillary Clinton, los ejecutivos de Twitter comenzaron a implementar de forma más estricta las limitaciones de uso y a modificar su algoritmo para poner coto a los perfiles falsos o injuriosos. En esa nueva fase, muchos políticos y activistas conservadores denunciaron que la empresa, con sede en el bastión demócrata de California, tenía un sesgo claramente izquierdista.
El punto culminante de esas críticas fue la expulsión de Donald Trump tras la crísis en el Capitolio en enero de 2021. Aliados del expresidente, como el senador Ted Cruz, pusieron de relieve que sin embargo, que Twitter permite expresarse libremente en su plataforma a Nicolás Maduro de Venezuela o Xi Jinping en China, además de los ayatolás iraníes o el régimen norcoreano.