El Mensaje de los Tres Angeles para Sodoma y Gomorra


Tres mensajeros celestiales visitan a Abraham.

Gen 18:1 Después le apareció Jehová en el encinar de Mamre, estando él sentado a la puerta de su tienda en el calor del día.
Gen 18:2 Y alzó sus ojos y miró, y he aquí tres varones que estaban junto a él; y cuando los vio, salió corriendo de la puerta de su tienda a recibirlos, y se postró en tierra,


Así comienza el relato de la sexta aparición del Señor a Abrahán (ver com. de Gen_17:1). Algunos expositores han pensado que los tres «varones» fueron las tres personas de la Deidad. Esto parece injustificable puesto que se alude a dos de los tres como a ángeles (Gen_19:1, Gen_19:15; Heb_13:2) y como a hombres (Gen_19:10, Gen_19:12, Gen_19:16). Por lo tanto, lo más adecuado es ver en los tres «varones» al Señor y a dos ángeles.

La Hora del Juicio ha llegado.

Gen 18:16 Y los varones se levantaron de allí, y miraron hacia Sodoma; y Abraham iba con ellos acompañándolos.
Gen 18:17 Y Jehová dijo: ¿Encubriré yo a Abraham lo que voy a hacer,
Gen 18:18 habiendo de ser Abraham una nación grande y fuerte, y habiendo de ser benditas en él todas las naciones de la tierra?



Gen 18:20 Entonces Jehová le dijo: Por cuanto el clamor contra Sodoma y Gomorra se aumenta más y más, y el pecado de ellos se ha agravado en extremo,

Esto se refiere a la enorme impiedad que prevalecía en las ciudades de la llanura (Gen_13:13). Se había llegado al límite de la paciencia y tolerancia de Dios. Aunque la conducta de los habitantes de la llanura por mucho tiempo había sido mala, Dios les dio un período de gracia durante el cual él no había quedado sin testigos. La piadosa vida de Lot les daba un ejemplo de cómo deban vivir, pero esto no había ejercido influencia sobre ellos (2Pe_2:7, 2Pe_2:8). Su trato previo con Abrahán los había puesto en contacto con el Dios verdadero (Gen_14:22). Pero todo fue en vano. Su impiedad era muy grave -literalmente «muy pesada»- y demandaba el castigo del cielo. El mundo de nuestros días casi ha llegado a la misma profundidad de mal (Luk_17:28-32; 2JT 63).


Gen 18:22 Y se apartaron de allí los varones, y fueron hacia Sodoma; pero Abraham estaba aún delante de Jehová.
Gen 18:23 Y se acercó Abraham y dijo: ¿Destruirás también al justo con el impío?


Esta pregunta presupone que Dios, de acuerdo con la resolución registrada en Gen_18:17, le había explicado al patriarca su intención de destruir las ciudades de la llanura. El propósito de Abrahán no era simplemente la preservación de cualquier piadoso remanente que podría encontrarse dentro de las ciudades condenadas, sino que se extendiera un período de gracia para toda la población. Sin embargo, comprendiendo que era un hecho decidido que las ricas aunque impías ciudades habrían de ser destruidas, Abrahán procedió con humildad osada preguntando si el Señor había tenido en cuenta la suerte de los justos en la destrucción general de los impíos. Aquí Abrahán recurrió a la bondadosa misericordia de Dios.

Gen 18:32 Y volvió a decir: No se enoje ahora mi Señor, si hablare solamente una vez: quizá se hallarán allí diez. No la destruiré, respondió, por amor a los diez.

Abrahán no pidió el perdón incondicional de la ciudad, sino sólo su preservación bajo ciertas condiciones. Sería apresurado especular en cuanto a lo que habría sucedido si hubiese continuado y hubiera reducido el número a menos de 10. Quizá Abrahán pensó que era seguro dejar el número así. Además, ¿acaso no estaban Lot, su esposa y dos hijas en casa, y no se podía contar también con las hijas casadas de Lot y sus familias (Gen_19:14, Gen_19:15)? Comenzando con un número que le pareció propicio para conseguir una respuesta favorable, es probable que Abrahán originalmente hubiera tenido el propósito de disminuirlo mientras hubiera habido esperanza de conseguir una respuesta tal. Y la misericordia divina aceptó la intercesión de Abrahán sin vacilaciones.

Todo el que realmente ama a Dios amará también a su prójimo y si es necesario se sacrificará para fomentar el bienestar ajeno. No podemos impedir que los hombres pequen contra Dios, pero podemos interceder por ellos y suplicar con ellos. A Dios le agrada una intercesión tal porque refleja su propio gran corazón de amor. ¡Cuánto consigue con frecuencia la vigorosa oración de un justo! Cuando Abrahán se acercó a Dios con amor y fe, intercediendo humildemente por los pecadores, Dios se le acercó en misericordia concediendo bondadosamente cada pedido. Esto mismo aguarda hoy a los que siguen en las pisadas del padre de los fieles.

Salid de ella

Gen. 19:1 Llegaron, pues, los dos ángeles a Sodoma a la caída de la tarde; y Lot estaba sentado a la puerta de Sodoma. Y viéndolos Lot, se levantó a recibirlos, y se inclinó hacia el suelo,


Gen 19:2 y dijo: Ahora, mis señores, os ruego que vengáis a casa de vuestro siervo y os hospedéis, y lavaréis vuestros pies; y por la mañana os levantaréis, y seguiréis vuestro camino. Y ellos respondieron: No, que en la calle nos quedaremos esta noche.
Gen 19:3 Mas él porfió con ellos mucho, y fueron con él, y entraron en su casa; y les hizo banquete, y coció panes sin levadura, y comieron.


Gen 19:4 Pero antes que se acostasen, rodearon la casa los hombres de la ciudad, los varones de Sodoma, todo el pueblo junto, desde el más joven hasta el más viejo.
Gen 19:5 Y llamaron a Lot, y le dijeron: ¿Dónde están los varones que vinieron a ti esta noche? Sácalos, para que los conozcamos.
Gen 19:6 Entonces Lot salió a ellos a la puerta, y cerró la puerta tras sí,
Gen 19:7 y dijo: Os ruego, hermanos míos, que no hagáis tal maldad.

Entonces la impiedad de los hombres de Sodoma quedó claramente demostrada por su proceder (ver Gen_13:13; Gen_18:21). Se había propagado rápidamente la noticia de la llegada de los dos forasteros. Los hombres de la ciudad se arremolinaron en torno de la casa de Lot, pretendiendo violar el derecho oriental de hospitalidad a fin de satisfacer sus concupiscencias antinaturales. En cuanto al significado de «conozcamos», ver Gen_4:1. El término aquí se usa para referirse a la abominable práctica inmoral que Pablo describe en Rom_1:27 conocida como sodomía. De acuerdo con la evidencia arqueológica, este pecado castigable con la muerte bajo la ley de Moisés (Lev_18:22, Lev_18:29), prevalecía entre los cananeos. El énfasis de Moisés de que tanto viejos como jóvenes estaban a la puerta de la casa de Lot muestra claramente cuán justificado estaba Dios al destruir esas ciudades (ver Gen_6:5, Gen_6:11).

El intento de Lot de frustrar el mal propósito de ellos sirvió tan sólo para enfurecer a los sodomitas. No toleraban que nadie les dijera lo que debían hacer, especialmente un extranjero. Si Lot había sido nombrado juez, como se ha sugerido (Gen_19:1), pensaron que ésta era la oportunidad propicia para librarse de él. Parecería por las expresiones de ellos que, ya fuera como juez o ciudadano particular, los había amonestado a que enmendaran sus malos caminos. Por lo tanto, en su ira irrazonable amenazaron tratar a Lot en una forma más terrible que el propósito que tenían para sus huéspedes, si se atrevía a continuar oponiéndose. Tan sólo el poder represor de Dios, quizá junto con la vacilación momentánea de ellos de echar mano de un hombre cuyo correcto ejemplo había despertado un débil sentimiento de respeto en sus mentes degradadas, fue lo que impidió que la turba lo despedazara en el mismo lugar.

Al final de los tiempos los impíos querrán hacer lo mismo con los que proclaman la verdad del evangelio; a los mensajeros que hacen ver a la humanidad sus inmundicias como en un espejo. (CLD)

Gen 19:12 Y dijeron los varones a Lot: ¿Tienes aquí alguno más? Yernos, y tus hijos y tus hijas, y todo lo que tienes en la ciudad, sácalo de este lugar;
Gen 19:13 porque vamos a destruir este lugar, por cuanto el clamor contra ellos ha subido de punto delante de Jehová; por tanto, Jehová nos ha enviado para destruirlo.

Para entonces Lot debe haber reconocido el carácter sobrenatural de sus visitantes. Era tiempo de que lo informaran del propósito de su misión, y procedieron a enterarlo, mediante el lenguaje más claro posible, de la inminente y completa destrucción de la ciudad. Aunque los hijos casados de Lot aparentemente se habían amoldado a la vida de la gente de Sodoma, los ángeles estuvieron dispuestos a salvarlos por causa de Lot si estaban dispuestos a dejar la ciudad. Aunque habían participado de los pecados de Sodoma, tan sólo su propia elección haría inevitable su destrucción junto con ella.

Gen 19:14 Entonces salió Lot y habló a sus yernos, los que habían de tomar sus hijas, y les dijo: Levantaos, salid de este lugar; porque Jehová va a destruir esta ciudad. Mas pareció a sus yernos como que se burlaba.

El hecho de que no se mencionen otra vez hijos e hijas no prueba que Lot sólo tenía yernos, ni que esos llamados yernos eran jóvenes comprometidos con las dos hijas que todavía vivían en su hogar. Lot creyó a los ángeles y se esforzó fervientemente por persuadir a sus hijos de que buscaran la salvación dejando la ciudad, pero ellos tan sólo se mofaron de la idea de que Dios la destruiría.

Gen 19:15 Y al rayar el alba, los ángeles daban prisa a Lot, diciendo: Levántate, toma tu mujer, y tus dos hijas que se hallan aquí, para que no perezcas en el castigo de la ciudad.

Indudablemente Lot había amonestado a sus hijos durante la noche, y cuando el sol estaba por salir los ángeles celestiales lo instaron a huir sin demora, con su esposa y dos hijas. La frase «que se hallan aquí» implica que Lot tenía otros que no estaban «aquí», si bien no dispuestos a irse.

Gen 19:16 Y deteniéndose él, los varones asieron de su mano, y de la mano de su mujer y de las manos de sus dos hijas, según la misericordia de Jehová para con él; y lo sacaron y lo pusieron fuera de la ciudad.



Lot y su esposa creyeron pero les resultaba difícil abandonar todas sus posesiones. Lot se detuvo debido a una confusión y a un aturdimiento momentáneo, indeciso en cuanto a lo que debía llevar consigo al huir. Puesto que los ángeles no manifestaron preocupación por las posesiones de Lot, sacaron a los cuatro por la fuerza, «según la misericordia de Jehová para con él». Tal es la debilidad de la naturaleza humana, que aun un buen hombre puede cegarse con el mundo al punto de no poder apartarse de él.

Gen 19:17 Y cuando los hubieron llevado fuera, dijeron: Escapa por tu vida; no mires tras ti, ni pares en toda esta llanura; escapa al monte, no sea que perezcas.


Llega la destrucción

Gen 19:23 El sol salía sobre la tierra, cuando Lot llegó a Zoar.
Gen 19:24 Entonces Jehová hizo llover sobre Sodoma y sobre Gomorra azufre y fuego de parte de Jehová desde los cielos;
Gen 19:25 y destruyó las ciudades, y toda aquella llanura, con todos los moradores de aquellas ciudades, y el fruto de la tierra.



El castigo anunciado por los ángeles sobrevino súbita e inesperadamente (ver Luk_17:28, Luk_17:29). Aunque sólo se 348 menciona aquí a Sodoma y a Gomorra, es claro que también fueron destruidas las otras ciudades de la llanura, Adma y Zeboim (Deu_29:23; Hos_11:8; Jud_1:7). Tan sólo fue preservada la pequeña localidad de Bela, o Zoar, y eso sólo por poco tiempo (Gen_19:30; PP 164).
Las palabras «azufre y fuego» es un modismo común en hebreo para decir «azufre ardiente». Los milagros, mediante los cuales de tiempo en tiempo Dios ha intervenido en el proceso ordinario de la naturaleza, generalmente han consistido en el empleo desusado de las fuerzas y los elementos naturales existentes. Aun hoy día la región meridional del mar Muerto es rica en asfalto (ver com. de Gen_14:3, Gen_14:10). Todavía se escapan gases inflamables de las hendiduras de las rocas de la zona. El asfalto que ha subido a la superficie de la parte sur del mar Muerto le dio el nombre de lago Asfaltites en los tiempos clásicos. Las masas de asfalto que flotan en la superficie con frecuencia tienen un tamaño suficiente como para sostener a varias personas. Asfalto, azufre y otros materiales combustibles han sido extraídos y exportados de esta región durante años. Los árabes circunvecinos usan el asfalto para proteger sus huertos contra las plagas y para propósitos medicinales. No importa cuál haya sido el medio empleado para incendiar las ciudades, fuera de toda duda el holocausto fue milagroso pues la destrucción llegó en el preciso tiempo señalado por Dios.
Durante siglos, el paisaje chamuscado de esta región ha permanecido como un mudo testimonio de la gran catástrofe que convirtió su fértil llanura en un escenario de completa desolación. Moisés se refirió a ella como un ejemplo de aquello en lo que se convertiría la tierra de Israel como resultado de la desobediencia (Deu_29:21-24). Los escritores clásicos describen elocuentemente la región sur del mar Muerto como un territorio quemado de terreno escabroso, rocas calcinadas y suelo ceniciento. Mencionan también la ubicación de las ruinas de antiguas ciudades (Diodoro ii. 48. 7-9; Estrabón Geografía xvi. 2. 42-44; Josefo Guerras iv. 8. 4; Tácito Historias v. 6. 7). En los tiempos bíblicos, lo que ahora es el brazo meridional del mar Muerto era tierra seca. En años más recientes el nivel del mar, que no tiene desagüe, ha subido y ha cubierto la mayor parte de la región. Árboles muertos todavía sobresalen en esta zona del mar como una selva fantasmal.


Algunos eruditos han tratado de identificar las ciudades condenadas con ruinas descubiertas en Teleilat el-Gasul, en la orilla norte del mar Muerto. Sin embargo, un cúmulo de evidencias señala la extremidad meridional del mar como la ubicación de la gran catástrofe. Ese terrible acontecimiento se ha perpetuado en las tradiciones de la región hasta el día de hoy. Por ejemplo, se refleja en el nombre arábigo del mar Muerto, Bahar Lut, «lago de Lot», y de la cadena montañosa que bordea la orilla sudoccidental del lago, Jebel Usdum, «monte de Sodoma».

CLD: comentario realizado por el Ministerio LD.
Todos los demás comentarios son tomados del Comentario Bíblico Adventista.

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