El ataque a la verdad del santuario

En el momento cuando algunos vieron claramente las demandas de la ley de Dios, y comenzaron a observar el sábado como día de reposo como ella lo requiere, encontraron una fuerte oposición. Acerca de esto y las razones que los impulsaron, Elena de White explica: CES 13.1

“Muchos e intensos fueron los esfuerzos hechos para derribar su fe. Nadie podía dejar de ver que si el Santuario terrenal era una figura o copia del celestial, la ley depositada en el arca en la Tierra era una transcripción exacta de la ley guardada en el arca del cielo; y que aceptar la verdad relativa al Santuario celestial involucraba reconocer las exigencias de la ley de Dios y la obligación de guardar el sábado del cuarto mandamiento. En esto estribaba el secreto de la oposición violenta y resuelta que se le hizo a la exposición armoniosa de las Escrituras que revelaban el ministerio de Cristo en el Santuario celestial”.—Seguridad y Paz en el Conflicto de los Siglos, 488. CES 13.2

No es de extrañarse que quienes en años posteriores apostataran de la Iglesia Adventista usaran la verdad del Santuario como punto de ataque. Esto ocurrió con los Pres. Snook y Brinkerhof, administradores de la Asociación de Iowa, que se apartaron de la iglesia a mediados de 1860, y con D. M. Canright, pastor de influencia que dejó la Iglesia Adventista en 1887 para convertirse en su acerbo enemigo y crítico. No es extraño que las ideas panteístas surgidas a comienzos de ese siglo, expuestas y defendidas tanto por médicos como por pastores, atacaran directamente esta doctrina fundamental. Fue en relación con esto que Elena de White escribiera palabras de advertencia el 20 de noviembre de 1905: CES 13.3

“A los médicos misioneros y pastores que han estado bebiendo de los sofismas científicos y las fábulas engañosas contra los cuales han sido advertidos, les digo: Sus almas están en peligro. El mundo debe saber dónde están parados y dónde están parados los adventistas del séptimo día. Dios llama a todos los que han aceptado estos engaños destructores del alma a que no vacilen más entre dos opiniones. Si el Señor es Dios, síganlo. CES 14.1

“Satanás, con todas sus huestes, está en el campo de batalla. Los soldados de Cristo deben reunirse en torno del estandarte ensangrentado de Emanuel. En el nombre del Señor, dejen el estandarte negro del príncipe de las tinieblas y tomen posición junto al Príncipe del cielo. CES 14.2

“‘El que tiene oídos para oír, oiga’. Lean sus Biblias. Desde un terreno más elevado, bajo la instrucción que me ha sido dada por Dios, presento estas cosas delante de ustedes. Está cercano el tiempo cuando los poderes engañosos de los instrumentos satánicos se desarrollarán plenamente. De un lado está Cristo, a quien le ha sido dado todo poder en el cielo y en la Tierra. Del otro lado está Satanás, que ejerce constantemente su poder para seducir, para engañar con poderosos sofismas espiritualistas, para quitar a Dios del lugar que debiera ocupar en la mente de los hombres. CES 14.3

“Satanás se esfuerza constantemente por crear suposiciones fantásticas acerca del Santuario, y degrada las maravillosas representaciones de Dios y el ministerio de Cristo para nuestra salvación en algo que satisfaga a la mente carnal. Elimina su poder rector del corazón de los creyentes, y pone en su lugar teorías fantásticas inventadas para invalidar las verdades de la expiación y destruir nuestra confianza en las doctrinas que hemos considerado sagradas desde que se dio el mensaje del tercer ángel por primera vez. De ese modo extirpa la fe en el mismo mensaje que ha hecho de nosotros un pueblo diferente y que le ha dado significado y poder a nuestra obra”.—Special Testimonies [Testimonios especiales], Serie B, 7:16, 17. CES 14.4

Mientras se desarrollaba la crisis panteísta, Elena de White, que asistía a una sesión del Congreso de la Asociación General de 1905, expresó en palabras significativas para nosotros hoy: CES 14.5

“En el futuro surgirán engaños de toda clase, y necesitamos terreno sólido para nuestros pies. Necesitamos columnas sólidas para la edificación. Ni un alfiler ha de ser quitado de lo que el Señor ha establecido. El enemigo introducirá falsas teorías, tales como la doctrina de que no hay Santuario. Este es uno de los puntos que inducirán a apartarse de la fe. ¿Dónde podremos encontrar seguridad si no es en las verdades que el Señor nos ha estado dando en los últimos 50 años?”—El otro poder, 53. CES 

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