EE.UU. ya no descarta un ataque preventivo contra Corea del Norte

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Tras los bombardeos en Siria y Afganistán, el presidente Donald Trump prometió que se encargaría del «problema» norcoreano; Pyongyang dijo que responderá «sin piedad contra el agresor y sus vasallos»

Tras la lluvia de misiles disparados contra una base aérea en el centro de Siria y la superbomba lanzada en las desérticas montañas de Afganistán, la tensión militar internacional se trasladó ayer a Corea del Norte, donde Washington amenazó con un ataque preventivo y Pyongyang replicó que daría «una respuesta sin piedad».

El cruce de amenazas subió la temperatura al rojo vivo entre Estados Unidos y Corea del Norte y llevó a China -tradicional aliado de Pyongyang pero opuesto a su programa nuclear-, a decir a través de su cancillería que «un conflicto podría estallar en cualquier momento».

El que provoque un conflicto en la península coreana «tendrá que asumir una responsabilidad histórica y pagar el precio», agregó el canciller chino Wang Yi. También Rusia expresó su preocupación y pidió «moderación a todas las partes para evitar cualquier acción que pueda ser interpretada como una provocación».

El presidente norteamericano, Donald Trump, prometió anteayer que se encargaría del «problema» norcoreano. A esa altura estaba en camino a la península norcoreana el portaviones Carl Vinson, capaz de transportar entre 70 y 80 aviones o helicópteros, incluyendo unos 50 aparatos de combate. Trump habló también del envío de una «armada» que incluiría submarinos.

Según numerosos observadores, Corea del Norte podría llevar a cabo este fin de semana un nuevo test de misiles balísticos o incluso una prueba nuclear -ambas maniobras prohibidas por la comunidad internacional- coincidiendo con las celebraciones del 105° aniversario de Kim Il-sung, líder fundador del país comunista y de un régimen de gobierno en los hechos hereditario.

Pyongyang podría tener en vilo unos días más a la comunidad internacional y realizar la demostración de poderío bélico a más tardar el 25 de abril, en ocasión del 85 aniversario de la fundación del Ejército Popular de Corea.

Un consejero de política exterior de la Casa Blanca dijo ayer, a condición de anonimato, que en la administración «estamos estudiando las opciones militares» en caso de nuevas pruebas norcoreanas vinculadas con lo nuclear. «Con este régimen la pregunta no es si ocurrirá, sino cuándo», agregó.

Sin piedad

Corea del Norte no se quedó corta y reaccionó con una fuerte respuesta a las amenazas de Washington, añadiendo una nueva fase a la violencia verbal. «Nuestras reacciones más duras contra los Estados Unidos y sus vasallos serán tomadas sin ninguna piedad, de manera de no permitir al agresor sobrevivir», afirmó el Comando General de Pyongyang en un comunicado. «En la grave situación prevaleciente, los Estados Unidos debe volver a la razón y optar por la solución de los problemas», agregó.

Cualquier ataque norteamericano contra Corea del Norte podría desatar represalias contra los aliados o contra las fuerzas norteamericanas en Corea del Sur o Japón.

La amenaza a Corea del Norte coincide con un cambio en la política exterior norteamericana, que anteayer lanzó la bomba no nuclear más poderosa de su historia en Afganistán contra un complejo de la milicia jihadista Estado Islámico (EI).

Trump también decidió la semana pasada ordenar un ataque contra una base militar del régimen sirio, al que Washington acusa de ser responsable del ataque químico contra civiles en la provincia de Idlib que dejó cerca de 80 muertos.

Las dos decisiones armadas están consideradas una advertencia implícita a Corea del Norte de que Washington no teme usar la fuerza en caso de estimarlo necesario. Trump ha dicho en varias ocasiones que evitará que el régimen del joven dictador Kim Jong-un desarrolle su programa de misiles balísticos, capaces en teoría de alcanzar el territorio norteamericano.

Si bien la llamada de Pekín a la moderación se dirigió a los dos enconados rivales, China, preocupada por la escalada armamentista a la que está volcado el irascible Kim, dijo esta semana que «reaccionará con firmeza» en caso de nuevas pruebas de misiles o detonaciones nucleares, y afirmó podría apoyar nuevas sanciones de la ONU, incluyendo limitar la venta de petróleo hacia ese país.

El canciller chino llamó a sentarse a la mesa de negociaciones y propuso una estrategia de doble vía que China discutirá con las partes: Corea del Norte debe congelar su programa nuclear y misilístico, y como contrapartida Estados Unidos y Corea del Sur deben suspender sus maniobras militares conjuntas.

El vicepresidente norteamericano, Mike Pence, tiene previsto visitar este fin de semana Corea del Sur.

Para la investigadora surcoreana Jean Lee, experta en asuntos militares, el mayor peligro en este momento es que surjan malentendidos en la comunicación entre Trump y Kim. «Si una de las dos partes se ve demasiado acorralada -advirtió- podría producirse un ataque militar».

Agencias AFP, DPA y ANSA

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